Pagoda en Mandalay
Después de 8 años de vivir en Londres, decidí irme a vivir a la ciudad de la eterna primavera: Medellín (Colombia). Sin embargo, antes de hacer el cambio, quise viajar por Asia con Clara, mi novia. Tenía muchas expectativas sobre este continente, me lo imaginaba un lugar místico y lleno de espiritualidad, tradición y folclor. Los libros de Tiziano Terzani, mi escritor favorito, me habían preparado un poco frente a lo que iba a encontrar, y digo “un poco” porque sus libros describen Asia hace 20 años.
Puente de U Bein, el puente de teka más grande del mundo
Desafortunadamente, nos encontramos con una Asia muy occidentalizada, donde la globalización ha ido uniformado las culturas y hecho desaparecer muchas de las peculiaridades de las culturas que hace tiempo se consideraban exóticas. No obstante, hubo dos países durante el recorrido que me han impresionado y que todavía conservan su carácter, estos países fueron Birmania y la India.
Monjes en Keng Tung
Birmania es mística y encantadora, pareciera que recorriéndola viajas atrás en el tiempo. En este país todavía se pueden ver las calles invadidas por pequeños monjes y monjas, los hombres siguen usando su Longhi (falda tradicional) y las mujeres no conocen el maquillaje occidental, en cambio usan Tanaka, un polvo blanco extraído del la raíz del sándalo.
Abuela con tanaka en la cara con su sobrinito en el Mercado de Bagan
El país esta lleno de templos, los encuentras en cualquier lado, tanto en las ciudades como en el campo. Es importante recordar que Birmania (ahora Myanmar) fue un imperio majestuoso en el siglo XI donde la creencia era que la construcción de un templo por parte de cualquier persona garantizaba el acceso al paraíso después de la muerte. Aunque todavía moverse es un poco difícil por el hecho de la exigencia obligatoria de permisos para transitar por ciertas zonas o el que te tengas que ver obligado a usar el avión en algunos trayectos debido a la prohibición de viajar por tierra.
Mujer Girafa en Inle Lake
El país todavía está bajo el control de una dictadura militar, aun así, están mostrando tímidas señales de democracia para reducir las sanciones internacionales. A pesar de que la comunicación no es fácil, tienes que contratar un guía por obligación, constantemente hay cortes de electricidad -especialmente por la noche- y te quedas sin aire acondicionado con 50 grados, a pesar de todas esas dificultades, es difícil que Myanmar no te deje marca en el corazón, de ahí que me gustaría volver y poder explorarla con más detenimiento.
Jodpur (India)
Otro país que conserva su misterio, tradiciones y folclor es la India. India es un país de amores y de odios, ¡sus colores, olores, sabores, arquitectura y cultura son únicos! Visitar Rajastán es como hacer un viaje a los tiempos de Aladín: camellos y hombres con turbante en un pintoresco escenario, la espiritualidad de la gente que se mezcla con la cotidianidad, el ruido de las bocinas sonando sin cesar o el viaje en uno de sus moto taxis (rickshaws) da la sensación de que será siempre el ultimo.
India es sin duda un país increíble donde el concepto de la vida es totalmente diferente al de Occidente. La India es para el viajero valiente, sin caprichos y prejuicios, dispuesto aceptar otros paradigmas y donde la palabra aceptación cobra todo su valor. Aceptar cada evento como llega, bueno o malo. El primer paradigma que hay que romper en la India es nuestro convencimiento occidental de siempre tener el control de nuestra vida.
Palacio Real de Udaipur (India)
India es todo lo que me esperaba de Asia y más, un país surreal al que volveré.