Cuando Cris y Álex se conocieron se dieron cuenta de que tenían muchas cosas que les unían: una de ellas era Ushuaia. Ambos habían soñado por separado viajar algún día hasta allí, ¿por qué, entonces, no hacerlo juntos? Imaginaron un viaje como los de antes, en el que lo importante fuera el camino, viajar para llegar. Lo dejaron todo, trabajo, casa, familia, amigos, para vivir otra vida: borrón y cuenta nueva, como se suele decir.
Eso sí, antes se casaron e hicieron una fiesta de despedida. Así que se fueron a Latinoamérica para ir desde Ciudad de México hasta el fin del mundo por carretera. Por delante no lo podían saber, pero les esperaban 16 países, 604 días en el camino, 50.225 kilómetros, 255 autobuses e incontables amigos.
El suyo fue un viaje de novios a la búsqueda de historias que contar: la vida en un barrio de chabolas controlado por pandilleros en Guatemala, la soledad de los excombatientes de la guerra de El Salvador, la pobreza de los niños en un pueblo minero de la selva de Ecuador, los problemas sufridos por parte de enfermos de VIH en Venezuela, migrantes cubanos en Panamá… Fueron sumando tantos kilómetros como letras. No faltaron aventuras, e incluso desventuras como una operación quirúrgica en México.
Pero ahora, cuando aún no ha pasado un año de la vuelta, al recordar, siguen emocionándose como aquella vez que subieron el tepuy Roraima, o cuando Cris aprendió a bucear en Honduras, o aquel baile de dos leones marinos sumergidos en Galápagos, el atardecer de los moais en Isla de Pascua, los paseos por San José con amigos, las cimas de la gran Cordillera Blanca, el paisaje en las ventanas de autobuses destartalados, los cargueros del Amazonas, los bosques nubosos, las horas vividas con intensidad, los momentos en los que el horizonte, solo el horizonte, era lo importante. El tiempo que vivieron de viaje. El tiempo de los días que fueron rugosos y cálidos como la corteza de un árbol.
Cris y Alex contaron las experiencias de este gran viaje en la Antiga Fàbrica Estrella Damm (C/ Roselló 515) en las V Jornadas IATI de Grandes Viajes de Barcelona. Suscríbete al canal de Youtube de Mochileros TV y podrás ver todas las charlas gratis en diferido →→→ ¡QUIERO SUSCRIBIRME!
Nombre, apellidos, profesión -conocida 😉 a qué dedicas el tiempo cuando no viajas- y lugar de nacimiento.
Somos Cristina Romagosa Pons y José Alejandro Adamuz Hortelano (Cris y Álex). Ella es agente de viajes y él es periodista de viajes. Básicamente cuando no viajamos, pensamos en viajar. Los dos hemos nacido en Catalunya, Cris en Vilanova i la Geltrú y Álex en Olesa de Montserrat.
¿Qué recuerdos tenéis de cuando eras pequeñ@ en lo que se refiere a viajar? (Escapadas en familia, tu/vuestra primera experiencia de viaje sol@ o en grupo, historial viajero de uno de tus familiares)
Cris recuerda los viajes en coche junto a su familia, el ambiente, la radio sonando… Lo curioso es que eran viajes cortos cerca de casa, pero los recuerda como fascinantes aventuras. Para Álex, el primer viaje serio fue a Londres con el colegio. Imaginad: se trataba de un fin de curso.
«Algo importante fue tenernos cerca como apoyo sentimental y descubrir que, a pesar de estar viajando juntos, también necesitábamos nuestro propio espacio. Saber dárnoslo fue clave de la buena convivencia»
¿Qué os ha aportado viajar que no lo hayan hecho otras aficiones o hobbies que tenéis?
Cris: viajar me ha aportado conocer parte del mundo y así poder aconsejar mejor a mis clientes sobre algunos destinos. Álex: viajar me hace escribir. En realidad, se podría decir que viajo para escribir.
¿Qué ha cambiado en vuestro yo interior después de este gran viaje? (percepción del mundo…)
No son grandes revelaciones. Pero sí pequeñas cosas que hacen la vida mejor. Cris: Confío más en mí misma y tengo más paciencia. Álex: he cambiado a nivel profesional y me he vuelto más paciente.
5 cosas que nunca faltan en tu mochila
Siempre viajamos con poco, pero esto es lo que nunca falta en nuestras mochilas: un libro, un cuaderno, antimosquitos, pinzas, una manta de viaje, y si es un destino de playa, Cris nunca deja sus gafas de snorkel 😉
Cada vez más viajeros buscan la forma que más se ajuste a sus habilidades para traviajar y extender la duración del viaje. En caso de haber trabajado en ruta: ¿qué tipo de trabajos has hecho para ganarte la vida? ¿Qué tipo de trabajos recomendarías? ¿En tu filosofía es compatible viajar y trabajar?
Siempre tuvimos claro que en este viaje el trabajo principal sería viajar. Pero hicimos pequeños trabajos a distancia como nómadas digitales.
¿El momento más extremo/peligroso/extraño/paranormal que hayáis vivido en vuestro gran viaje?
Hay varios momentos que podríamos destacar. Pero Álex siempre recuerda cuando entraron en el Barrio de La Limonada en Guatemala City para hacer una crónica sobre las pandillas. Cris siempre recuerda un momento muy extraño y curioso: la vez que en una playa perdida de Honduras conocimos a un garífuna que nos habló en catalán con acento de Lleida, ¡había estado viviendo años allí!
¿Sois de los que viajáis con seguro o sin seguro :)? ¿Habéis estado enfermos durante el viaje?
Siempre con seguro médico: Es más, totalmente aconsejable. Hay cosas con las que no se juegan, y la salud es una de ellas. Álex fue operado en Ciudad de Mexico y estuvo ingresado varios días en el hospital por la operación.
«Sentirte lejos del hogar aunque hayas vuelto. Es una distancia diferente, porque no se mide en kilómetros»
¿Algunos momentos que recodéis de felicidad extrema? Esos puntos álgidos de alegría en los que uno se dice a sí mismo: «por momentos así merece la pena seguir en el camino y no volver a la oficina».
Ambos recordamos con gran emoción el momento de llegar a la cima del Tepuy Roraima en Venezuela. Fueron jornadas de caminar y la ascensión final; pero de forma sorprendente, el día nos regaló un sol espectacular, cuando la zona es habitual verla nublada. La belleza del paisaje nos reconfortó del esfuerzo y nos sentimos que por estar en un lugar tan especial había valido la pena haberlo dejado todo.
Tres personas anónimas que os hayan marcado en el camino.
Aquí coincidimos: un italiano que había comenzado a viajar por el mundo con casi 60 años y después de un infarto al corazón. Un ex pandillero que ayudaba a niños a salir de las calles y que por eso habían intentado asesinar a su propio hijo, que quedó en silla de ruedas tras el ataque. Su determinación era tal, que eso no impidió que siguiera con su labor. Y luego están todas las personas que sin conocerlas nos ayudaron e invitaron a dormir a sus casas, cada una de esas personas merece ser recordada porque nos demostró lo importante que es ayudar.
¿Qué sensaciones, pensamientos… habéis tenido con la vuelta a casa? ¿Ha sido dura la descompresión?
Bueno. La vuelta fue una decisión. El viaje acababa en Ushuaia, así que tocó volver como algo necesario para dar sentido al propio viaje. Eso no significa que fuera fácil. No lo ha sido. ¿La mayor sensación? Sentirte lejos del hogar aunque hayas vuelto. Es una distancia diferente, porque no se mide en kilómetros.
Muchos se preguntan… ¿y el amor? ¿cómo es la vida sentimental de los viajeros? (libertad para no contestar por supuesto)
Para nosotros fue fácil porque viajábamos en pareja y después de habernos casado. Si viajas acompañado, lo mejor es que esa compañía sea perfecta. Y bueno, en nuestro caso, nos complementamos a la perfección a la hora de viajar. Algo importante fue tenernos cerca como apoyo sentimental y descubrir que, a pesar de estar viajando juntos, también necesitábamos nuestro propio espacio. Saber dárnoslo fue clave de la buena convivencia. No imaginamos haber hecho este viaje por separado…
Vuestra cita viajera preferida y/o libro que recomendaríais a un novato viajero.
Cita para ambos: «Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo». No es de viajes en sí misma; pero se trata de una frase de Julio Cortázar de su novela “Rayuela” y fue clave en nuestra aventura: dejarlo todo y empezar de nuevo.
