Llena de paisajes espectaculares y lugares exóticos para visitar, Myanmar es uno de esos destinos con duende en el que uno todavía puede sentirse aventurero. Durante nuestro paso por esta república del sudeste asiático pudimos comprobar de primera mano cómo este país todavía ajeno a la masificación turística de sus vecinos es un lugar magnífico donde poder descubrir una cultura única y diferente.
Pero viajar va mucho más allá del mero hecho de visitar monumentos, y para conocer un país en profundidad y llevarse una sensación más completa y auténtica del mismo, no queda otra que zambullirse en la realidad de su día a día. Y para ello no hay mejor termómetro que sus gentes. Al final eso es lo que enriquece la experiencia y llena de sentido el viaje.
Como no podría ser de otra manera, y a sabiendas de que nuestro viaje no sólo consistiría en la visita de templos y pagodas, sino que se centraría en las personas, no se nos ocurrió otra cosa que lanzar una iniciativa llamada #dandolachapa con la colaboración de Camaloon. La idea consistía en regalar diferentes modelos de chapas de colores a la gente que nos fuimos encontrando por el camino según avanzaba nuestro viaje, en interactuar de una forma amable y cercana con la gente de a pie, para pasar tiempo con ellos, y al mismo tiempo saber cómo vivían y en qué trabajaban. En definitiva, como dicen la expresión española, darles un poco “la chapa” (ser «pesados» en el buen sentido con ellos). La cosa como veréis a continuación no pudo salirnos mejor.
De nuestra experiencia alrededor de Birmania, en donde tuvimos la oportunidad de conocer y compartir muy buenos momentos con personas de todo tipo además de llevarnos inmejorables recuerdos, nos trajimos muchas sonrisas y gestos que hemos recogidos en algunas de las fotos y retratos que ahora os presentamos.
NIÑOS DE MYANMAR
Los niños y sus sonrisas son el alma y el reflejo de cualquier sociedad y en Myanmar eso no iba a ser una excepción. Felices, ajenos a los problemas y con esa mirada entre divertida y curiosa, sólo ellos son capaces de saltarse cualquier barrera del idioma a través de su alegría.
Mandalay es el centro neurálgico del comercio en Myanmar. Por ello no es raro ver a niños acompañando a sus madres durante las horas de mercado. Como veis en la foto, hasta los más pequeños utilizan el thanaka, pasta amarillenta que no entiende de edad. Esta crema, además de ser utilizada como cosmético, tiene propiedades refrescantes y aromáticas, además de ser un gran protector solar y muy buena para la piel. ¿Curioso no?
VIAJAR CON SEGURO... ¿SÍ o NO?
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En Sagain y Mingun, tan sólo cruzando el río de Mandalay, existen muchos conventos de monjas budistas con pequeñas discípulas como esta niña. Muchas familias ante la imposibilidad de ofrecer un futuro a sus hijos, deciden dejarlos a cargo de los monjes puesto que les aseguran recibir comida y educación.
A las afueras de Yangón, en las proximidades de Dala, nos encontramos con un grupo de escolares con el uniforme oficial del colegio. Como se aprecia en la foto, las caras de traviesos en los niños no entienden de fronteras.
En las inmediaciones del lado Inle, charlamos y compartimos un rato con un grupo de las llamadas Padaung (en birmano) o mujeres de cuello de jirafa. Son conocidas así puesto que, como símbolo de belleza, deforman sus extremidades y su cuello llevando aros de metal durante toda su vida. Estas dos niñas estaban acompañadas por su tía y abuela.
Las monjas budistas llevan un paño distintivo en la cabeza en donde a veces apoyan el cazo de las ofrendas. En este recipiente metálico es en donde los monjes reciben la comida y el dinero que las gente les dona, esto es debido a que sólo poseen su túnica y el plato en el que comen como únicas pertenencias para mantener el desapego a los bienes materiales.
Aquí podéis ver a este niño a la salida del colegio en las cercanías de Dala y del templo de las Serpientes. En Myanmar, al igual que en resto de Asia, es típico posar en las fotos haciendo el símbolo de la victoria. Como podéis ver, el thanaka puede aplicarse realizando diferentes y divertidas formas sobre la cara.
#DANDOLACHAPA A LOS NIÑOS DE MYANMAR
Myanmar es un país diferente, de amaneceres increíbles y marcado por una dura historia a sus espaldas debido a su convulso clima político, que tiene como uno de sus incuestionables atractivos el carisma y la espontaneidad de sus habitantes. Es por ello que Myanmar, antes conocido como Birmania, tiene en sus escenas cotidianas una de las principales razones por las cuales merece la pena visitarlo. En nuestro viaje quisimos detenernos en retratar dichas escenas reflejadas en el rostro de sus gentes, personas normales, alegres y profesionales en su día a día.
Como no podría ser de otra manera, y a sabiendas de que nuestro viaje no sólo consistiría en la visita de templos y pagodas, sino que se centraría en las personas, no se nos ocurrió otra cosa que lanzar una iniciativa llamada #dandolachapa con la colaboración de Camaloon. La idea consistía en regalar diferentes modelos de chapas de colores y motivos de MochilerosTV a la gente que nos fuimos encontrando por el camino según avanzaba nuestro viaje, para interactuar de una forma amable y cercana con las personas de a pie, para pasar tiempo con ellos, y al mismo tiempo saber cómo vivían y en qué trabajaban. En definitiva, como dice la expresión española, darles un poco “la chapa” (o ser “pesados” en el buen sentido de la palabra). La cosa como veréis a continuación no pudo salirnos mejor.
SEÑORAS QUE FUMAN
En Myanmar desgraciadamente la mujer todavía ocupa un papel secundario en la sociedad. No obstante, poco a poco ya es posible vislumbrar algunos cambios de mejora como por ejemplo así lo reflejan los porcentajes de acceso de la mujer a la educación secundaria. Durante nuestro recorrido por el lago Inle nos cruzamos con una anciana con mucha personalidad fumando (actividad de hombres) uno de los típicos cigarros hechos en el país .
LA FAMILIA
Si hay una cosa hay que destaca en Myanmar es la familia y sus valores. En Mandalay intercambiamos el color de los mercados y sus gentes por el de nuestras chapas viviendo momentos tan lindos como el que compartimos con esta familia.
EL MONJE CANTARÍN
Entre el bullicio de la segunda ciudad más poblada de Myanmar, Mandalay, nos encontramos con este monje cantando mientras pedía donativos y comida en cada uno de los puestos del mercado. Sithu, pues así se llamaba, es embajador y mensajero de las enseñanzas prácticas e historias del budismo, siendo un fiel ejemplo de las miles de personas que llevan una vida dedicada a la fe budista en Birmania.
LOS MOTOTAXISTAS
Cuando hay que desplazarse en Myanmar es típico tirar de los clásicos taxis, tuk tuks y hasta de carros tirados por bicicletas. Otra posibilidad son los «mototaxistas», medio de transporte interesante a la hora de evitar los atascos por ciudad. En la foto vemos a Bokun y Pha que nos llevaron a ver el atardecer a la colina de Mandalay. Si alguno se pregunta cuanto nos costó la carrera deciros que nos hicieron «precio de amigo». Si bien en Myanmar el precio depende de tu habilidad en el regateo.
AUNG, LA VENDEDORA DE FRUTAS
En el mercado de Mandalay, encontramos uno de esos puestos que parece que han estado ahí toda la vida. Aung nos contaba que su tienda de frutas lleva más de 20 años funcionando sin a penas faltar un solo día. Sin duda una mirada autorizada de los cambios experimentados por el país en los últimos años. Tras conversar con ella y ofrecernos algunos mangos y granadinas le dimos la chapa de MochilerosTV.
U MYA, EL VOLUNTARIO DE CRUZ ROJA
Callejeando por una de las principales ciudades, nos encontramos con una manifestación por los derechos de Myanmar en donde conocimos a U Mya. U Mya, es miembro de la Cruz Roja birmana, y se encargaba de realizar tareas de apoyo al evento. En la foto vemos como posa orgulloso con su chapa de MochilerosTV. Después de la condecoración, U Mya lo compartió con sus compañeros por walkie-talkie.
Durante nuestra estadía en uno de los países más desconocidos y de mayor superficie del Sudeste Asiático continental, recorrimos de norte a sur Myanmar (de la que dicen que cuenta con una extensión similar a la de Francia y Bélgica juntas), pasando por algunas de sus principales ciudades como Rangún (Yangon), Mandalay, Bagan y el lago Inle, visitando además pequeñas localidades y sus principales enclaves turísticos.
La antiguamente conocida como Birmania, es a día de hoy una curiosa mezcla de lo tradicional fusionado con costumbres occidentales, provenientes en su mayor parte, por la entrada de capital extranjero en una economía revitalizada y en plena expansión. Es por ello que, sumado a la globalización (motivado por el acceso a internet) y a un incipiente turismo, no se nos hace raro andar por la calle rodeados de teléfonos móviles y empezar a ver algunas cadenas de venta de donuts y café a imitación de las grandes franquicias americanas.
Todo ello en una sociedad que basa su industria en el sector primario, debido a sus abundantes recursos naturales y que, a su vez es uno de los principales productores mundiales de arroz. Por todo lo anterior, Myanmar es un país de contrastes, con una población cercana a los 54 millones de habitantes integrada en su mayoría, por personas pertenecientes a la etnia birmana, así como una mezcla de otros 3 grupos étnicos: los Shan, los Kachin y los Karen. En nuestro viaje, tuvimos la oportunidad de corroborar dichas diferencias a través de nuestro contacto con las diferentes personas que nos cruzamos a lo largo de nuestras tres semanas de travesía.
Como no podría ser de otra manera, y a sabiendas de que nuestro viaje no sólo consistiría en la visita de templos y pagodas, sino que se centraría en las personas, no se nos ocurrió otra cosa que lanzar una iniciativa llamada #dandolachapa con la colaboración de Camaloon. La idea consistía en regalar diferentes modelos de chapas de colores y motivos de Mochileros TV a la gente que nos fuimos encontrando por el camino según avanzaba nuestro viaje, para interactuar de una forma amable y cercana con las personas de a pie, pasar tiempo con ellos, y al mismo tiempo saber cómo vivían y en qué trabajaban. En definitiva, como dice la expresión española, darles un poco “la chapa” (o ser “pesados” en el buen sentido de la palabra).
INDOBHASA, EL MONJE SONRISAS
En nuestra visita al templo budista de Maha Myat Muni nos encontramos a Indobhasa. Este simpático monje con el cual pudimos conversar durante algunas horas en un inglés poco ortodoxo, es uno de los ejemplos del cambio que experimenta Myanmar. A pesar un alto índice de analfabetismo del país, comienza a ser normal encontraste en las principales áreas turísticas con algunos locales ávidos por mantener conversaciones con los turistas con el afán de practicar inglés.
SHAI SHAI, EL JAY Z BIRMANO
Shai Shai es otro ejemplo del contraste entre lo tradicional y lo moderno. Ataviado con una gorra y unas gafas reflectantes, y confeso amante del rap, Shai Shai caminaba en una manifestación por los derechos de Myanmar por las calles de Mandalay.
VENDEDORA DE FRUTAS
A veces el idioma fue un problema a la hora de comunicarse, pero la amabilidad y la risa son señales internacionales que como muestra la foto de Iosu, en ocasiones son incluso más fuertes que la palabra.
NIÑA TABAQUERA EN INLE
En Myanmar perduran algunos de los oficios tradicionales que todavía son comunes en el país. En las grandes urbes es normal encontrar tabaqueros ambulantes o como en el caso de la foto, una mini factoría de cigarros en el lago Inle. Los niños son desde pequeños insertados en los negocios familiares.
Videoperiodista, documentalista y aventurero. Entre mayo de 2006 y junio de 2007 realicé uno de los grandes viajes de mi vida: la ruta panamericana. De esta aventura nace el documental “La costura de América” que narra este viaje en solitario de 45.000 kilómetros, realizado íntegramente por tierra y más de 11 meses desde Prudhoe Bay (Alaska) hasta Bahía Lapataia en Tierra de Fuego (Argentina). He trabajado como corresponsal de la Agencia EFE en la India y realizado decenas de reportajes sobre turismo, cultura y sociedad para el canal de televisión español Telecinco. En enero de 2014 estuve nominado en los Premios Goya con mi cortometraje documental "La Alfombra Roja" rodado en un slum de India y que lleva acumuladas más de 130 selecciones en festivales de cine de todo el mundo. Sigue mis viajes en mi blog de viajes o mis redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram y LinkedIn