Nada más empezar su relación, Noelia y Jordi tuvieron claro que querían hacer realidad un sueño común, así que un año después de conocerse empezó su gran vuelta al mundo de mochileros. Salieron en septiembre de 2013 y volvieron en mayo de 2015. En ese período de casi dos años recorrieron 21 países, la mayor parte por tierra.
Empezaron por Turquía y atravesaron con transportes locales países como Irán (en el que su hospitalaria gente se quedó con un pedacito de su corazón); Turkmenistán, Uzbekistán y Kirguistán (países en los que tuvieron que hacer un tetris con los visados).
La nieve, el frío y el estado de las carreteras los llevaron a tomar un avión a India, donde pasaron dos meses y medio (con voluntariado en un orfanato por medio). Recorrieron India para cruzar a Nepal, país que les hizo tambalear emocionalmente a causa de enfrentar y finalmente aceptar la muerte de un compañero de trekking uruguayo.
Entraron al Sudeste Asiático y recorrieron Camboya, Laos, Tailandia, Singapur, Malasia e Indonesia (país del que destacan los días que pasaron con la tribu Mentawai en plena selva, el curioso concepto de la muerte de los Tana Toraja y el dengue que sufrió Jordi). Después de 6 meses de duro viaje por países y situaciones complejas, estos países fueron como unas vacaciones llenas de placeres… de los cuales acabaron huyendo por la invasión de turistas y la pérdida de identidad que están sufriendo en su opinión.
Volaron a California y se sintieron más perdidos que nunca. Allí trabajaron para seguir viajando. Volaron a Chile para recorrer Sudamérica hacia el norte, pasando por Argentina, Uruguay, Brasil en carnavales (con sambódromo incluido), Bolivia y Perú. En Sudamérica llegaron a pasar 48 horas seguidas en un autobús.
Noelia y Jordi rememoraron este gran viaje el sábado 27 de mayo en la Antiga Fàbrica Estrella Damm (C/ Roselló 515) en las V Jornadas IATI de Grandes Viajes de Barcelona. Suscríbete al canal de Youtube de Mochileros TV y podrás ver todas las charlas gratis en diferido →→→ ¡QUIERO SUSCRIBIRME!
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VIAJAR CON SEGURO... ¿SÍ o NO?
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Nombre, apellidos, profesión -conocida 😉 a qué dedicas el tiempo cuando no viajas- y lugar de
Noelia Morales García y Jordi Cambras Canal. Noelia es maestra y Jordi es ilusionista profesional (mago y mentalista). Los dos nacimos en Barcelona. Dedicamos mucho tiempo a nuestras profesiones, a seguir aprendiendo y mejorando ya que tenemos la suerte de que aparte de ser nuestro trabajo, son nuestra vocación y gran pasión. También nos encanta estar con nuestros familiares y amigos, bailar y hacer escapadas improvisadas al estilo coche y tienda de campaña.
«Viajar te descubre lugares extremadamente bonitos y te lleva a dar con personas de las que no te querrías despedir nunca»
¿Qué recuerdos tienes de cuando eras pequeñ@ en lo que se refiere a viajar?
En nuestras familias no existe la cultura de viajar, podemos decir que no hubo ningún viajero antes de nosotros en la familia, aunque por cuestiones de época, ambos tenemos abuelos que no dudaron en liarse la manta a la cabeza y buscarse la vida donde fuera. Tanto el uno como el otro solíamos veranear en el mismo pueblo, así que esta vena viajera ha sido difícil de entender y aceptar en nuestra familia.
¿Qué te ha aportado viajar que no lo hayan hecho otras aficiones o hobbies que tienes?
Nos ha aportado desarrollar la intuición y la capacidad de aceptación. En Occidente estamos muy acostumbrados a controlarlo todo y que todo salga según lo previsto; así que cuando al viajar todos tus planes empiezan a fallar y tienes que tomar decisiones en el momento, lo mejor que aprendes para la vida es que no vale de nada enfadarse, que cuanto antes aceptes la realidad antes encontrarás una solución. Y siendo los dos “culos de mal asiento”, lo que más valoramos es haber aprendido a vivir en el “estar/ser” y no en el “hacer”.
Al principio del viaje vas con las prisas y el ansia por descubrir propias del sistema consumista en el que vivimos; pero a la que empiezas a caer en países donde te pasas 20 horas en un bus, donde a las 5 de la tarde ya no hay nada más que hacer, donde no hay wifi ni puedes echar mano del móvil para evadirte un rato, aprendes a “aburrirte” y al final incluso esa palabra desaparece de tu vocabulario. Ya no te aburres, sino que estás presente en un lugar: mirando el vacío, un paisaje, las miradas de la gente. Y así te empiezas a escuchar a ti mismo (la radio que cada uno llevamos dentro y nunca para) y empiezas a conocerte y a ver qué necesitas realmente. Y así es cuando llega el momento (que fue tras 6 o 7 meses viajando) en el que ves que necesitas parar en un lugar, y que no pasa nada porque de un país solo veas un pueblito en el que te has sentido como en casa y has decidido pasar allí un mes. Mejor calidad que cantidad. El aprender a escucharnos y estar con nosotros mismos nos ha llevado a tener una vida más tranquila cuando hemos vuelto a Barcelona; a no tener la agenda llena de actividades, a poder respetarnos ese tiempo para “no hacer nada”.
5 cosas que nunca faltan en tu mochila
Pareo/fular, magia, e-book o libro, clics de Playmobil (para estudiar los sistemas familiares del mundo) y sacos de dormir.
Cada vez más viajeros buscan la forma que más se ajuste a sus habilidades para traviajar y extender la duración del viaje. En caso de haber trabajado en ruta: ¿qué tipo de trabajos has hecho para ganarte la vida? ¿Qué tipo de trabajos recomendarías? ¿En tu filosofía es compatible viajar y trabajar?
Nosotros teníamos claro que teníamos que trabajar en algún punto, ya que queríamos estar un par de años viajando y no teníamos tanto presupuesto. En este sentido, se nos fueron ocurriendo muchas maneras de ganar dinero: vender artesanías en zonas turísticas, hacer gazpacho y tortillas de patatas y venderlas por ahí. Lo que nunca se nos ocurrió fue de lo que finalmente acabamos trabajando: en la “treaming season” del norte de California.
Estuvimos en casa de un hippie de los 70 que se dedicaba a la marihuana medicinal, y conocerlo fue de las mejores experiencias que hemos tenido. Por lo que nos quedaba de visado sólo pudimos estar un mes, pero fue lo suficiente como para no tener que trabajar de nada más en todo el viaje. Y evidentemente, en algún país más desarrollado Jordi también usó la magia para hacer algo de dinero, aunque en la mayor parte del viaje la hizo por el gusto de compartir buenos momentos con la gente local.
¿El momento más extremo/peligroso/extraño/paranormal que hayas vivido en tu gran viaje?
Se viven muchos en un viaje largo, sobre todo a nivel de transportes locales que conducen como locos y que el tráfico de ese país es lo más peligroso que has visto nunca. En nuestro caso, recuerdo un par de ocasiones extremas: una en la que hicimos un trekking en Florianopolis (Brasil) con un local (couchsurfer) que nos dijo que sería un paseo para ver una cascada. Acabamos caminando por dentro de un riachuelo dentro de una cerrada jungla, donde pasaban serpientes por el agua al lado de nuestros pies. Incluso se me subió una araña gigante amarilla y negra en mi cabeza que aparté de un manotazo por no saber qué era, y unas hormigas gigantes me mordisquearon las piernas. Acabamos perdidos, escalando rocas y paredes empinadísimas sin ir preparados. Tan sólo llevábamos unas sandalias, unos pantalones cortos, y una botella de agua de medio litro para los tres y un plátano para cada uno. Tardamos 8 horas en salir de allí y volvimos con todo el cuerpo arañado, quemado y mis pies hinchados a punto de explotar llenos de picadas extrañas.
La otra situación peligrosa y surrealista fue haciendo el trekking al Annapurna en Nepal, donde un chico uruguayo de 21 años que conocimos durante el trayecto se enfermó por mal de altura, lo acompañamos en helicóptero a un hospital y falleció con nosotros, su madre y su hermano unos días después. Lo tuvimos que incinerar según el rito budista y enfrentarnos a entender la muerte de una forma tan diferente a la nuestra. Cuando su familia se fue, fue muy duro entender que aquel chico tan joven, alto y enérgico ahora volvía a su país en una urna hecho cenizas. Esto nos hizo tomar conciencia de que estas cosas también pueden pasar en los viajes y nos hizo casi volver a casa; aunque acabamos entendiendo que la vida es un regalo que tenemos hoy, y mañana quién sabe.
¿Eres de los que viajas seguro o sin seguro :)? ¿Has estado enfermo en viaje?
Aunque somos de los optimistas con tendencia a pensar que “nunca pasa nada”, siempre viajamos con seguro y en este viaje de casi dos años la vida nos ha demostrado que vale la pena pagarlo. Primero viendo todo lo que le pasó al chico uruguayo, si no hubiera tenido seguro, seguramente hubiera arruinado a su familia. Y nosotros lo usamos en Indonesia porque Jordi cogió Dengue, gracias al seguro pudo estar hospitalizado en un muy buen hospital con todas las comodidades y cuidados que se agradecen tanto en momentos así, y también lo usamos para volver de Chile a Barcelona por el fallecimiento del abuelo de Noelia. El vuelo más rápido costaba 2500 euros, los cuales pagamos sin lugar a duda porque estaba incluido en nuestro seguro.
«Sabemos que un gran viaje es un regalazo que cada cierto tiempo nos daremos a nosotros mismos: es muy sanador salir de nuestra rueda y tomar perspectiva»
¿Algunos momentos que recuerdes de felicidad extrema?
Buuufff, hay muchos momentos así en un viaje: desde descubrir lugares extraordinariamente bonitos a dar con personas de las que no te querrías despedir nunca.
Por resaltar un momento así, elegimos la despedida que nos hicieron en Uruguay: después de año y medio viajando fuimos a Uruguay por ser el país de donde procedía el viajero fallecido con nosotros en Nepal y por las ganas de visitar a su familia. En este punto del viaje también se sumó mi madre a viajar con nosotros y la acogida fue tan grande que nos tuvieron un mes recorriendo el país sin dejar que pagáramos nada. Y para rizar el rizo, el día que nos íbamos nos pidieron que preparáramos un show de magia, encontrándonos con la sorpresa al llegar al lugar que se habían juntado casi 90 personas entre familiares y amigos del chico y que habían recogido una “entrada simbólica” para el espectáculo… así que en un momento en el que íbamos tan mal de presupuesto nos regalaron 1200 dólares para que siguiéramos con nuestro viaje; además de hacer todos el esfuerzo por venir y darnos tan calurosa despedida. Fue de esos regalos de la vida que incluso cuestan de aceptar.
Tres personas anónimas que te hayan marcado en el camino.
Resaltaría a una chica de Río de Janeiro que nos dejó su apartamento durante una semana en carnavales sin conocernos de nada a cambio de que cuidáramos a su loro: como viajábamos sin previsión, nos presentamos en Río de Janeiro en carnaval (ya que era uno de mis sueños, incluido el ir al sambódromo) con la espantosa sorpresa de que no había manera de encontrar hostels, ni trabajos a cambio de cama, ni couchsurfing aunque fuera a una hora de Río… Además todos los precios se habían multiplicado por 6; así que estábamos desesperados y bajísimos de presupuesto cuando apareció este ángel ofreciéndonos su apartamento en una de las mejores zonas de Río a cambio de cuidar a su mascota por una semana. Y además un amigo mío que vivía en una zona más alejada de Brasil, nos regaló las entradas al sambódromo.
Otras dos personas que nos marcaron fueron indios: un indigente descalzo y muy sucio que nos pidió unas rupias para un té, y que al darle nosotros un poco más de lo que pedía, nos dio las gracias y al alejarse lo oíamos decirse a sí mismo: “¡oh! Además me llega para una galleta, qué afortunado soy…” Nos dejó marcados el cómo se podía sentir afortunado con tan poco y cómo nosotros teniendo mucho más nos sentimos bastante más desafortunados muchas veces… Y el otro indio fue un hombre con una joroba muy grande, sin brazos ni piernas (sólo tenía el tronco y la cabeza) que se desplazaba por las estrechas y agujereadas calles de Jaipur rodando sobre sí mismo, pasando incluso por encima de charcos de agua sucia. De este hombre nos impactó cómo a pesar de su dura situación decidía salir a la calle y desplazarse como podía, pero es que entonces llegó a un bordillo donde se quedó atascado sin poder seguir, pasó otro hombre por allí que no lo conocía de nada, lo cogió en brazos y lo dejó otra vez encima del bordillo para que siguiera como la cosa más normal del mundo.
«Lo que más valoramos es haber aprendido a vivir en el ‘estar/ser’ y no en el ‘hacer’
¿Qué sensaciones, pensamientos… has tenido con la vuelta a casa? ¿Ha sido dura la descompresión?
La descompresión siempre es dura, pues ya no eres la persona que se fue y cuesta volver a ubicarse incluso con tu grupo de amigos y con tu familia. Aún así, nosotros volvimos porque ya estábamos saciados de viajar, no teníamos más ganas, queríamos volver a Barcelona, tener una casa y volver a trabajar ya que echábamos mucho de menos nuestro trabajo/vocación. Además, nos dejamos lo justo para poder alquilarnos algo (volver sin nada es muy duro) y para pasar tres o cuatro meses adaptándose antes de empezar a trabajar, ¡y en veranito claro! ¡Creo que encontramos una buena fórmula!. Además, el hecho de ser pareja creo que ayuda en el sentido de poder compartir todas las emociones con alguien que está pasando lo mismo que tú. Justo llevamos dos años en casa y no hemos tenido la necesidad de volver a hacer un viaje largo, aunque se pasa un duelo: ya no eres dueño de tu tiempo, no puedes decidir hacer lo que te pide tu cuerpo en cada momento. Ahora tenemos un horario, facturas que pagar, preocupaciones y es como que de alguna manera yo siento que, a pesar de trabajar en lo que me gusta, he perdido el poder respetar mis ritmos internos y mis necesidades en cada momento. Y aunque de momento no hayamos tenido la necesidad de un gran viaje, y sepamos que no queremos viajar como estilo de vida, sabemos que un gran viaje es un regalazo que cada cierto tiempo nos daremos a nosotros mismos: es muy sanador salir de nuestra rueda y tomar perspectiva.
Muchos se preguntan… ¿y el amor? ¿cómo es la vida sentimental de los viajeros? (libertad para no contestar por supuesto). Si sois pareja: ¿qué os ha aportado el viaje a vuestra relación? ¿es importante encontrar los momentos de soledad para estar con uno mismo solo?
Viajar en pareja es un reto en sí mismo, pues hemos pasado casi dos años 24 horas al día juntos. Esto te hace conocer a tu pareja en todo tipo de situaciones: de estafas, de conocer gente nueva, agobiados, sucios, sudados, con hambre, con sueño, improvisando, superándose, celebrando, compartiendo… Esto te hace llegar a una complicidad y te da un bagaje como pareja que pienso que en una relación normal se tarda muchos más años en llegar. El ponernos los dos juntos fuera de nuestra zona de confort te da un conocimiento del otro al que nunca llegarías si no sales de la vida cómoda y rutinaria.
También aprendes a ver y respetar las necesidades del otro (no sólo las tuyas) y a ver el mundo desde otra mirada que no es la propia. En nuestro caso, tenemos una forma tan similar de entender la vida y de adaptarnos a todo que la convivencia ha sido muy fácil; aunque siempre va bien buscar momentos para estar con uno mismo; ya sea aprendiendo a estar horas en silencio aún teniendo a tu pareja al lado, haciendo actividades diferentes (uno se va a la playa y el otro se queda en el hostel) o en nuestro caso nos separamos cuando vinieron amigos de cada uno de nosotros a visitarnos. También nos sorprendió el ver cómo a pesar de ir en pareja, hemos estado siempre rodeados de gente y haciendo amigos/as nuevos; así que aun viajando en pareja, si sois sociables y abiertos, se pueden hacer muchísimos amigos/as nuevos.
Tu cita viajera preferida y/o libro que recomendarías a un novato viajero.
“Viajar es la única inversión que te hace más rico”. Y recomendaríamos el libro “Cómo preparar un gran viaje”, es muy práctico y fue el que nosotros nos leímos.
Videoperiodista, documentalista y aventurero. Entre mayo de 2006 y junio de 2007 realicé uno de los grandes viajes de mi vida: la ruta panamericana. De esta aventura nace el documental “La costura de América” que narra este viaje en solitario de 45.000 kilómetros, realizado íntegramente por tierra y más de 11 meses desde Prudhoe Bay (Alaska) hasta Bahía Lapataia en Tierra de Fuego (Argentina). He trabajado como corresponsal de la Agencia EFE en la India y realizado decenas de reportajes sobre turismo, cultura y sociedad para el canal de televisión español Telecinco. En enero de 2014 estuve nominado en los Premios Goya con mi cortometraje documental "La Alfombra Roja" rodado en un slum de India y que lleva acumuladas más de 130 selecciones en festivales de cine de todo el mundo. Sigue mis viajes en mi blog de viajes o mis redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram y LinkedIn