Las remotas Islas de San Juan se encuentran situadas a medio camino entre la ciudad estadounidense de Seattle y su vecina canadiense de Vancouver. Nosotros decidimos hacer un viaje por carretera entre las dos ciudades con el fin de hacer una visita a estas islas y aprovechar la ocasión para participar en un avistamiento de orcas.
Se trata de unos parajes de belleza intacta y bosques frondosos de abetos que a los más televisivos les recordarán a la serie Twin Peaks, grabada a menos de un centenar de kilómetros de este archipiélago de la costa oeste de Estados Unidos y Canadá. El nombre de las mismas se debe al explorador español del Siglo XIX Gonzalo López de Haro, aunque apenas queda vestigio del paso de estos colonizadores. Debido a su clima frío y húmedo el momento más recomendable para visitarlas es desde el final de la primavera (principios de mayo) hasta el inicio del otoño (a mediados de octubre comienza la temporada de lluvias).
Para llegar a este recóndito lugar la mejor opción es alquilar un coche desde Seattle y conducir hora y media (130 kilómetros) hasta la ciudad de Anacortes donde se coge el ferry a las diversas islas del archipiélago. Este trayecto se puede hacer también desde Vancouver. Conviene llegar con tiempo, en especial durante los meses de verano, ya que el número de plazas son limitadas.
En un buen día las vistas desde el barco son espectaculares y si se sale con tiempo existe la posibilidad de parar en otra isla antes de dirigirse al destino final. En nuestro caso nos detuvimos en la tranquila isla de López antes de dirigirnos al destino final de San Juan. El avistamiento de orcas no es la única actividad al aire libre, ya que se puede alquilar bicicletas, hacer submarinismo, kayaking o simplemente salir a pescar y dejar pasar el tiempo.
El avistamiento de orcas fue el punto culminante de nuestro viaje. Tuvimos la suerte de hacer esta actividad con el capitán Hobbes, un inglés residente en la isla desde hace más de diez años y verdadero experto en estos animales. El viaje nos costó 95 dólares por persona (unos 70 euros). La experiencia era casi exclusiva ya que únicamente 6 personas y el capitán estaban a bordo. Ninguna compañía seria puede garantizar el avistamiento de las orcas, pero en las mejores fechas los marineros más expertos cifran el porcentaje en torno al 90%.
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