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Titiribici, dos años por Sudamérica en bicicleta con un carrito de marionetas

Gran Canaria

Pablo Olias nació en Sevilla en el año 1975. La primera vez que viajó en bicicleta tenía 17 años. Con 19 comenzó a recorrer Europa durante las vacaciones de verano haciendo espectáculos callejeros con sus marionetas. En 2013 comenzó un viaje por Sudamérica en bicicleta remolcando un carrito en el que transportaba un espectáculo de títeres que compartía de forma gratuita mayoritariamente con aquellas personas que tienen menos acceso al arte y la cultura. Su viaje comenzó en la costa de Brasil, se adentró en el corazón de la selva amazónica, le siguieron Venezuela, Colombia, los Andes… hasta Ushuaia y Uruguay. 26 meses llevando 180 espectáculos por los lugares más remotos, poniendo la magia de las marionetas al alcance de todos.

Titiribici mochilero por Sudamérica en bicicleta con marionetas

Disfruta de su charla en las Jornadas de los Grandes Viajes sobre su viaje por Sudamérica en bicicleta


Sudamérica en bicicleta

Una de sus anécdotas favoritas de este viaje por Sudamérica en bicicleta es aquella en la que acabó en mitad de lo más recóndito de la Gran Sabana venezolana tras 5 días de ruta en canoas y por lugares donde a veces desaparecían los caminos, donde tan solo se llega en avioneta. Se quedó un mes construyendo marionetas y preparando un espectáculo con los niños indígenas de la zona, que jamás habían visto pasar a un forastero por allí. El resultado del espectáculo fue impresionante y el final de esta historia aún más, totalmente de película.

¡No te pierdas el desenlace de esta historia! Pablo fue uno de los ponentes en las Jornadas de Grandes Viajes de ‪‎Madrid‬ (8-9 de mayo de 2015). ¿No pudiste acudir al evento? Suscríbete al canal de Youtube de Mochileros TV y las puedes ver gratis en diferido →→→ ¡QUIERO SUSCRIBIRME!

Titiribici mochilero por Sudamérica en bicicleta con marionetas

¿Qué te llevó a decidir dejar todo atrás para iniciar tu gran viaje?

Desear inmensamente realizar ese proyecto. Mi vida en Sevilla era maravillosa pero hay tantas cosas por experimentar, tantos momentos por vivir, tantos lugares por conocer… Si es que ya lo dijo Einstein hace tiempo: «La vida es como montar en bicicleta; para mantenerse en equilibrio uno no puede dejar de moverse». Otra manera de responder sería diciendo que dejé todo atrás ¡porque tenía mucho más delante!

Mientras no viajas, ¿a qué dedicas el tiempo? ¿cuál es tu profesión?

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Arquitecto. Renegué de la profesión y abrí un taller de maquetas de arquitectura. Finalmente me decanté por las marionetas, arte al que llevo dedicándole más de 20 años.

«Un paisaje impresionante, al que uno ha llegado por sí mismo, con un esfuerzo extremo, se disfruta el doble. Las endorfinas, la adrenalina y las serotoninas se encargan de hacer de ese momento un absoluto deleite para el alma»

Tres lugares a los que regresarías siempre que pudieras.

La Gran Sabana venezolana (pero bien adentrito…), el Suroeste boliviano y las islas más orientales de Indonesia.

¿Recuerdas tu primer viaje?

Me fui a Inglaterra con todo organizado por mis padres, después a EEUU un año de la misma forma. Con 17 años me fui a recorrer Europa con el interrail, los bolsillos vacios y un par de amigos. Mi primer viaje en solitario fue en bici recorriendo Europa de Este a Oeste, cuando tenía 21 años. Este último lo financié actuando en la calle con mis marionetas.

5 cosas que nunca faltan en tu mochila

Tengo dos respuestas.

a) Calzoncillos agujereados, condones (que siempre acaban caducados…), toallitas húmedas para sustituir las duchas, gafas de sol para tener algo que perder y un filtro potabilizador de agua para llevar inútilmente más peso.

b) Una cámara de fotos, un cuaderno para dibujar y escribir (y así convertirme en mi mejor compañero de viaje), una hamaca ligera para no olvidar que viajar y morirse de placer deben ir siempre de la mano, un muy buen mapa para poderme perder, y finalmente buena música para poder viajar doblemente.

Titiribici, Sudamérica en bicicleta

Dijo Abraham Lincoln que lo importante «no son los años de tu vida sino la vida de tus años». ¿Estás de acuerdo con esta reflexión?

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¡¡¡Por supuesto!!! Pero más aún me gusta la frase de Gala: «Ya que no podemos hacer la vida más larga, hagámosla más ancha».

¿Qué ha cambiado en tu yo interior después de este gran viaje por Sudamérica en bicicleta?

Espero estar más tranquilo y darle menos importancia a las cosas. Pero creo ser el mismo, solo que algo más crecidito de espíritu. En cualquier caso es aún pronto para saberlo pues recién regresé hace dos semanas y media. Por el momento estoy en el proceso de superar el bajón…

«Siempre querré volver a mi lugar, pues siento (y me encanta ese sentimiento) que junto a mi familia, mis amigos y la luz del sur, están mis raíces. Por eso, siempre que salga, será para volver»

En caso de haber trabajado en ruta: ¿qué tipo de trabajos has hecho para ganarte la vida?

Espectáculos de marionetas, en viajes anteriores. Jamás necesité probar otra cosa pues las marionetas triunfan como «los Chichos».

¿El momento más extremo/peligroso/extraño/paranormal que hayas vivido en tu gran viaje?

Varios… Uno, por poner un ejemplo, cruzar los 400 kilómetros del Sud Lipez en bici con mis 110 kilos de peso, alcanzando los -25 ºC por la noche y empujando mi bici por caminos de tierra y arena que llegan hasta los 5000 metros de altitud. Pero como muchos sabréis, si uno está allí es porque quiere. El haber hecho esa elección hace que no resulte tan duro, más bien es un placer inmenso poder estar disfrutando de la naturaleza y sus desafíos.

Titiribici mochilero por Sudamérica en bicicleta con marionetas

¿Algunos momentos que recuerdes de felicidad extrema? Esos puntos álgidos de alegría en los que uno se dice a sí mismo: «por momentos así merece la pena seguir en el camino».

La respuesta anterior bien valdría para esta pregunta. Un paisaje impresionante, al que uno ha llegado por sí mismo, con un esfuerzo extremo, se disfruta el doble. Las endorfinas, la adrenalina y las serotoninas se encargan de hacer de ese momento un absoluto deleite para el alma. Aparte, la gente que se conoce en el camino.

¿Cuál es tu próximo gran viaje soñado?

De Hungría a Japón en bici con mis marionetas.

Hay gente que considera la aventura como unas grandes vacaciones. Estoy seguro de que en tu gran viaje tuviste que tomarte unas vacaciones dentro del viaje. ¿Fue así? ¿dónde decidiste tomarte un respiro para reponer fuerzas?

¡Así fue! No sólo descansas físicamente sino que necesitas descansar de tantos estímulos nuevos diarios y de tantas despedidas. Necesitas ver las mismas caras cada día y construir relaciones con más profundidad. En este gran viaje he parado varias veces. Las dos más extensas fueron en Cusco y en una comunidad indígena totalmente desconocida en La Gran Sabana. Ambas durante poco más de un mes.

Tres personas anónimas que te hayan marcado en el camino.

Tres…. mil…. personas anónimas me marcaron en el camino. Son las relaciones humanas las que marcaron por completo mi viaje. Es difícil concretar algunas de las respuestas por lo difícil de su síntesis. En esta me doy por vencido…

«Enamorarse de viaje es fácil. Compatibilizarlo con la apuesta tan rotunda y exigente de un viajero es algo más difícil»

Una vez uno se embarca en un tipo de vivencia así queda infectado por el virus del viajero. ¿Qué sensaciones has tenido a tu regreso al llegar a los que consideres tu hogar? ¿uno termina convirtiéndose en nómada para el resto de su vida?

Ahora estoy en ese punto de desconcierto absoluto, pero verdaderamente pienso que todo se acomoda si se asumen los procesos necesarios para ello. Fui muy feliz en Sevilla y sé que volveré a serlo. Lo cual no quiere decir que no me muera de ganas por seguir viajando. Pero siempre querré volver a mi lugar, pues siento (y me encanta ese sentimiento) que junto a mi familia, mis amigos y la luz del sur, están mis raíces. Por eso, siempre que salga, será para volver.

Titiribici, Sudamérica en bicicleta Muchos se preguntan… ¿y el amor? ¿cómo es la vida sentimental de los viajeros?

Yo me enamoré de una chica venezolana quien decidió acompañarme dos días… que se convirtieron en una semana, que se convirtió en un mes, que se alargó a casi 7 meses. Vivimos una muy bonita historia de amor, que como casi siempre ocurre… llegó a su fin. A día de hoy, ya de vuelta en casa, hablo con ella al menos una vez por semana. Enamorarse es fácil. Compatibilizarlo con la apuesta tan rotunda y exigente de un viajero es algo más difícil. Pero como cualquier historia de amor…. hay que disfrutarla a tope mientras dure y vivirla como si fuera a ser para siempre. Por cierto, ya aprovecho: Estoy soltero, calvo, ojos verdosillos y con los inconvenientes de un cuarentón… Busco chica viajera, que no sea calva y los ojos…. ¡¡¡como si los quiere tener amarillos!!!. Interesadas escriban a www.titiribici.com

Hay cientos de personas que no se han animado a viajar por multitud de dudas, miedos, inseguridades, presiones familiares, sociales… ¿Qué les dirías a esos soñadores que viendo tu aventura piensan que no son capaces de hacerlo o que eres un superhéroe?

Les diría que lo único difícil es comenzar. Una vez dado el primer paso, ¡todo está chupao! Hay alguna ley de la naturaleza, aún por descubrir, que hace que todo en un viaje se hermane contigo para que todo vaya bien. A veces puede parecer que algo se complica, pero es sólo una pequeña prueba que esta naturaleza te pone por delante que no hace sino enriquecer el viaje. No conozco a ni una persona que se haya arrepentido de hacer un viaje. Pero no sólo les animaría a viajar sino a hacer lo que verdaderamente deseen. También la vida sonríe con especial ganas a aquellos que lo hacen. Esto es cuestión de práctica. La primera vez cuesta más, pero a medida que uno lo va ejercitando, cada vez va costando menos arrancar, cada vez da menos miedito mandarlo todo a la mierda (por lo menos aquello que merece ser engullido por una cisterna) e ir a por lo que uno desea. Básicamente porque uno va descubriendo que no pasa nada y que el único resultado de estas valientes decisiones es el de sentirse inmensamente feliz.

Sigue a la Titiribici de Pablo en su web titiribici.com, su página de Facebook o a través de Twitter. ¿Te gustan las historias inspiradoras como la de Pablo? Entonces lee esta entrevista con Sonrisas Nómadas, un espectáculo itinerante y autosostenible en un camión de bomberos.

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Videoperiodista, documentalista y aventurero. Entre mayo de 2006 y junio de 2007 realicé uno de los grandes viajes de mi vida: la ruta panamericana. De esta aventura nace el documental “La costura de América” que narra este viaje en solitario de 45.000 kilómetros, realizado íntegramente por tierra y más de 11 meses desde Prudhoe Bay (Alaska) hasta Bahía Lapataia en Tierra de Fuego (Argentina). He trabajado como corresponsal de la Agencia EFE en la India y realizado decenas de reportajes sobre turismo, cultura y sociedad para el canal de televisión español Telecinco. En enero de 2014 estuve nominado en los Premios Goya con mi cortometraje documental "La Alfombra Roja" rodado en un slum de India y que lleva acumuladas más de 130 selecciones en festivales de cine de todo el mundo. Sigue mis viajes en mi blog de viajes o mis redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram y LinkedIn