Juan no tiene colon ni recto ni estómago ni vesícula biliar, pero tiene muchas ganas de comerse el mundo. Las complicaciones derivadas de una condición genética que lo llevarían a sufrir cáncer fueron el detonante que lo llevaría a replantearse la vida y viajar en bici por Latinoamérica.
Tras haberlo pasado muy mal en las cirugías que, de manera preventiva, lo alejaron del cáncer, sintió que tenía la oportunidad y la responsabilidad de mostrar al mundo de qué somos capaces si realmente queremos luchar por aquello que nos llena. Y Juan decidió abrirse a experimentar y conocer culturas e historias de vida a través de un gran viaje en bicicleta. Fue conectando paisajes, emociones y vivencias con la motivación que supone el reto que se había marcado: viajar en bici por Latinoamérica desde Nicaragua hasta Mendoza (Argentina). Fueron casi 7.000 kilómetros recorridos a través de Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina durante algo más de un año.
Durante el camino, iba haciendo campaña de concienciación y motivación en hospitales, escuelas y fundaciones oncológicas para llevar un mensaje de esperanza y, sobre todo, de fuerza. A partir de este viaje y de todo lo que vivió en él, descubrió lo que era capaz de mover en las personas y se descubrió a sí mismo.
«Conforme más tiempo paso en lo salvaje (mis viajes tienden a ser directamente en busca de la nada más absoluta y pura naturaleza), más lejano me siento. Como en una especie de mundo paralelo en el que todo me suena a chino»
Juan encuentra su motivación en la conexión directa con la naturaleza y esto, después de viajar en bici por Latinoamérica, lo llevó a descubrir las carreras de montaña y ultra distancia y a disfrutar de una vida que se fue enlazando, poco a poco con las charlas motivacionales. En ellas traslada toda la energía posible para aquellos que sienten que hay algo que los limita. Como dice Juan, “ahora, esto ya no hay quien lo pare. No hay nadie que nos pare.”
Juan contó todos los pormenores de su gran viaje en Barcelona en las Jornadas de los Grandes Viajes 2018. ¡Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver su charla gratis! Conoce más sobre su proyecto en su fanpage de Facebook, Twitter, Instagram o su web oficial.
5 cosas que nunca faltan en tu mochila
Mi ebook, una buena prenda de abrigo, las zapas de correr por la montaña, toneladas de música y el cargador solar (¡siempre va bien para poder tener baterías con las que compartir las aventuras!).
VIAJAR CON SEGURO... ¿SÍ o NO?
Si vas a viajar por libre, lo mejor que puedes hacer es contratar un buen seguro de viaje. Mi recomendación es que contrates un seguro de Intermundial, la compañía más experta en seguros de viaje, con quien tendrás asistencia médica y todas tus necesidades cubiertas tanto antes de viajar como en destino.
La salud y tu gran viaje. ¿Consideras importante llevar contigo un seguro de viaje? ¿Enfermaste en tu aventura o recuerdas alguna historia de otro viajero que enfermó de viaje?
En mi caso, personalmente, es fundamental. Básicamente porque me puede ir, literalmente, en ello, la vida. Al viajar en bici por Latinoamérica ya me pasó en su momento en Bogotá con una obstrucción intestinal que estuvo a punto de dejarme MUY mal. Con todas las cirugías que tengo a mis espaldas, más vale tener en cuenta ese tipo de cosas que hacen la vida mucho más fácil.
La vuelta a casa, puede que sea el momento más intenso y a la vez difícil de un gran viaje. ¿Qué flashes te vienen de esa época?
No saber como conectar con la gente que tienes alrededor. Conforme más tiempo paso en lo salvaje (mis viajes tienden a ser directamente en busca de la nada más absoluta y pura naturaleza), más lejano me siento. Como en una especie de mundo paralelo en el que todo me suena a chino. Miro, me sonrío y sigo caminando disfrutando de mi gente el tiempo que esté de vuelta antes de la siguiente aventura.
«Cada uno debería ser plenamente feliz viviendo en una oficina o siendo nómada. Lo más importante de todo es ser conscientes del regalo que tenemos cada uno con esta barbaridad que es la oportunidad de sentir y crecer, como personas y poder compartirlo»
Es algo que sucede de la misma manera que cuando vuelvo de correr una ultra maratón de montaña. La exposición interna es tan bestia, tan intensa y grande que hay que gestionar todo lo aprendido en esas 10 o 12 horas de carrera. De conexión interna. Es algo que en el día a día de la gente, normalmente, no aparece y hay que encontrar siempre la manera de tener un cable a tierra o puede ser que no encontremos el camino de vuelta a casa.
¿Ha cambiado tu forma de pensar sobre la sociedad/el mundo en que vivimos después de viajar en bici por Latinoamérica?
Ya era muy poco usual, la que tenía debido a las cirugías y experiencias cercanas a la muerte por las que he pasado en ellas. Todos estos procesos de viaje, estas aventuras y las ultra maratones de montaña y experiencias de naturaleza que convierto en mi vida no han hecho si no confirmar que es necesario ir a tope desde el primer instante. Que lo que cuenta realmente es transmitir buena onda, ser feliz y compartirlo. Apoyar a todo aquel que pueda estar en tu mano hacerlo. No esperando nada a cambio. Es algo que el universo, Dios, Budha o la Pachamama, como queráis llamarlo, nos va a devolver y a lo grande.
¿El momento físico o mental más extremo/peligroso/extraño/intenso/paranormal que hayas vivido en tu gran viaje?
Todos esos momentos de alta montaña en los que hay tensión o en las carreras en las que la mente va a unos límites que no tienen sentido. Correr durante tantas horas en medio de la Patagonia o entre volcanes en Nicaragua se convierten en todo un regalo para el alma. Lloras, ríes, cantas, gritas, SIENTES. Pasas de un estado emocional a otro en un par de minutos gracias a una canción o por una curva que te lleva a una subida que no esperabas y ale, a gestionar emociones.
También recuerdo un momento físico/paranormal muy intenso en Costa Rica, viajando en bicicleta, donde caí al suelo en una bajada y de repente, algo me arrastró y sacó de la carretera a mí y a mi bicicleta. No había nadie en ningún lugar pero algo tiró de mí. Lo recuerdo y ahora mismo tengo la piel de gallina. Unos segundos más tarde, un camión pasaba justo por donde había estado yo tirado en el suelo. Por más que trate de pensarlo, no soy capaz de darle una explicación mínimamente lógica.
«En un gran viaje más que dinero hace falta usar la imaginación». ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?
Totalmente. Conexiones, apertura de mente y buscar en uno mismo todo eso por lo que vale la pena apostar. Por muy disparatado que pueda llegar a sonar, se convertirá en una experiencia que no habrá cantidad de dinero en el mundo que pueda pagarlo. Es un hecho. Así que sí. ¡Sin dudar!
¿Algunos momentos que recuerdes de felicidad extrema? Esos puntos álgidos de alegría en los que uno se dice a sí mismo: «por momentos así merece la pena seguir en el camino y no volver a la oficina».
¡Cada mañana! Cada nuevo día es un maldito regalo. Es una bendición poder tener la oportunidad de ser, saber y sentirse plenamente libre y feliz. Dueño de la existencia. Es jodido, por supuesto, pero madre mía lo que vale la pena apostar todo al rojo y darlo todo por vivir. Llegar a Ushuaia, coronar el Abra del Acay y sus 5000 y algo metros de altura con la bici, escalar el Cerro Alvear, cruzar la línea de meta en Ultra Fiord. Abrazos de desconocidos que te lo dan todo en medio de una gasolinera en la nada más absoluta. Podría continuar así por horas.
Tres personas anónimas que te hayan marcado en el camino y por qué.
Milagros. Mi mamá panameña. Ella me permitió sentir la oportunidad, de manera directa, de poder compartir mi vitalidad y lo que me llena de vida a los pacientes de cáncer y todas esas personas que sienten que hay algo que les bloquea en su vida. Es un auténtico regalo de la Vida.
Alejo, un joven músico de Tuluá, Colombia. A parte de recibirme en su casa sin apenas conocerme al verme perdido en ciudad, buscando refugio para pasar la noche, se abrió y me permitió trabajar con él lo que realmente le hacía sentir vivo, la música. Tuvimos muchas conversaciones o tal vez fue una sola, pero muy intensa y prolongada, en un par de días. Un tiempo más adelante, me escribía contándome lo feliz que era tras tomar la decisión de llevar las riendas de su propia vida. Eso fue fascinante.
Por último, mis padres. Sin el ejemplo de su lucha y sacarnos adelante en casa sin tener en cuenta las dificultades, no habría sido capaz yo de inventar mil y una movidas para no quedarme quieto o atascado.
Tu cita viajera preferida y/o libro que recomendarías a tu yo anterior al viaje.
Creo que a mi yo anterior no le recomendaría nada. Gracias a esa manera de ser, estoy escribiendo estas palabras aquí ahora mismo. Así que todo ha ido sucediendo como debiera, entiendo. Al menos, así lo siento y me hace feliz cómo es y cómo ha sido. 🙂
En cuanto a cita viajera, #NoLoPienses y ábrete. Expande tu universo y compártelo cada instante.
¿Habrá otro gran viaje? ¿Ser nómada/viajero/nómada digital está sobrevalorado?
Cada día viajo. A través de las miradas de otros, de sus historias o de mis propias aventuras. Así que, sí. Siempre viajando. De momento, mientras escribo estas líneas enamorado de viajar en bici por Latinoamérica, planeo una aventura el mes de agosto en Colombia, Alpes, Isla Navarino, correr de nuevo en los Andes en Ecuador y un par de expediciones que sólo de pensar, me llenan de emoción. ¿A quién no?
No sé si está sobrevalorado. Cada uno debería ser plenamente feliz viviendo en una oficina o siendo nómada. Lo más importante de todo es ser conscientes del regalo que tenemos cada uno con esta barbaridad que es la oportunidad de sentir y crecer, como personas y poder compartirlo. Trabajando en un banco o currando en un ordenador desde Nepal.
Videoperiodista, documentalista y aventurero. Entre mayo de 2006 y junio de 2007 realicé uno de los grandes viajes de mi vida: la ruta panamericana. De esta aventura nace el documental “La costura de América” que narra este viaje en solitario de 45.000 kilómetros, realizado íntegramente por tierra y más de 11 meses desde Prudhoe Bay (Alaska) hasta Bahía Lapataia en Tierra de Fuego (Argentina). He trabajado como corresponsal de la Agencia EFE en la India y realizado decenas de reportajes sobre turismo, cultura y sociedad para el canal de televisión español Telecinco. En enero de 2014 estuve nominado en los Premios Goya con mi cortometraje documental "La Alfombra Roja" rodado en un slum de India y que lleva acumuladas más de 130 selecciones en festivales de cine de todo el mundo. Sigue mis viajes en mi blog de viajes o mis redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram y LinkedIn