En alguna ocasiĆ³n os hemos contado la historia de grandes mochileros Salva RodrĆguez que estĆ” dando la vuelta al mundo en bicicleta desde hace varios aƱos. Los hay que lo han hecho a pie (Nacho Dean), en moto, en furgoneta, a caballo, por etapas, en medios de transporte pĆŗblico y los mĆ”s avezados, que son pocos, se atreven a hacerlo a pie.
Es el caso del malagueƱo de 32 aƱos, Nacho Dean Mouliaa, diplomado en Publicidad y RR.PP por la Universidad Complutense de Madrid y TƩcnico en Medio Ambiente que el jueves 21 de marzo de 2013 parte desde Madrid a darle la vuelta al mundo y viajar a pie durante 5 aƱos.
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Nacho Dean ha logrado un hito Ćŗnico: es el primer espaƱol en dar la vuelta al mundo a pie. Esta singular hazaƱa le valiĆ³ sendas nominaciones en los premios Discovery Awards 2014 y el Princesa de Asturias 2015 en la categorĆa de la Concordia.
Earth Wide Walk: La vuelta al mundo caminando
Su proyecto Earth Wide Walk consiste en una vuelta al mundo a pie y en solitario en la que cruzĆ³ durante 5 aƱos los cinco continentes (Europa, Asia, Australia, AmĆ©rica y Ćfrica), con un mensaje asociado de amor y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra.
ĀæCuĆ”ntos kilĆ³metros hay en la vuelta al mundo?
Si pudiĆ©semos dar la vuelta al mundo por el ecuador -esa lĆnea imaginaria que divide el planeta en dos hemisferios- la longitud de esa Ā«aventuraĀ» serĆan 40.075 kilĆ³metros. Sin embargo, como eso no es viable hacerlo por tierra caminando, los kms de una vuelta al mundo pueden variar y depender de muchos factores: ruta elegida, trayectos y desvĆo, gustos del propio viajero, presupuesto… Algunos viajeros que han recorrido los 5 continentes lo cifran en torno a 150.000 kilĆ³metros.
Ā«Libre y salvajeĀ», el libro de Nacho Dean
Ā«Libre y salvajeĀ» es el libro de Ignacio Dean donde resume todas las aventuras que viviĆ³ en su periplo de 3 aƱos, 4 continentes, 31 paĆses y 33.000 kilĆ³metros recorridos paso a paso. Dean gastĆ³ 12 pares de zapatillas. ViajĆ³ a pie. En solitario. Sin asistencia. Ininterrumpidamente. El libro resume con todo lujo de detalles la historia de la fascinante aventura del primer en dar la vuelta al mundo andando.
Ā«El sentido de la vida es luchar por nuestros sueƱos, y este viaje nace de un sueƱo: dar la vuelta al mundo caminando. ĀæPor quĆ© a pie, y no en moto, en bici o en furgoneta? Porque, como dijo alguien una vez, yo querĆa el pastel entero y no solo una porciĆ³n, una aventura con mayĆŗsculas, mi canto a la vida y a la libertadĀ», afirma el aventurero malagueƱo.
En Mochileros TV hemos descubierto algunas historias hace aƱos como la de este mochilero que recorriĆ³ 8000 kilĆ³metros a pie, pero nada como la historia de Nacho Dean.
Durante su vuelta al mundo andando Ignacio Dean presenciĆ³ un atentado terrorista en Bangladesh, escuchĆ³ dingos aullando alrededor de su tienda de campaƱa en Australia, le intentaron asaltar con machetes miembros de las maras en El Salvador, estuvo frente a un rinoceronte en las junglas de Nepal, contrajo la fiebre chikungunya en MĆ©xico, probĆ³ la ayahuasca en PerĆŗā¦ Un gran viaje inolvidable.
ExpediciĆ³n Nemo: unir los 5 continentes a nado
Pero, Nacho Dean no se ha quedado quieto. De carĆ”cter sosegado pero tenaz, este aventurero acometiĆ³ una nueva hazaƱa. DespuĆ©s de haber dado la vuelta al mundo caminando, tenĆa una Ā«deuda pendiente con los ocĆ©anosĀ». Tras mĆ”s de un aƱo de entrenamiento y 2.500 kilĆ³metros nadando, Nacho Dean se embarcĆ³ en la ExpediciĆ³n Nemo entre 2018 y 2019, un desafĆo que le llevĆ³ a unir los 5 continentes a nado para lanzar un mensaje de conservaciĆ³n de los ocĆ©anos.
Ā«Vivimos en un planeta donde mĆ”s del 70% de la superficie estĆ” cubierta por agua. Todos los dĆas escuchamos noticias sobre la contaminaciĆ³n por plĆ”sticos, la pĆ©rdida de biodiversidad, la subida del nivel del mar por el calentamiento global. Sin embargo, el mar es el gran olvidado, hasta el punto en que llamamos Tierra a un planeta que deberĆa llamarse AguaĀ».
En este nuevo libro, Nacho Dean retoma el estilo Ć©pico y aventurero que desarrollĆ³ en su anterior obra para compartir con nosotros las lecciones que ha aprendido tras convertirse en el primer espaƱol en unir los 5 continentes a nado. AdemĆ”s, aborda temas como el liderazgo, la superaciĆ³n personal, la resiliencia y la gestiĆ³n de equipos.
FotografĆa: Guillermo PĆ©rez
Entrevista con Nacho Dean antes de su vuelta al mundo a pie
En Mochileros TV entrevistamos a Nacho Dean pocas horas antes de su partida y colaboramos periĆ³dicamente en la promociĆ³n de su vuelta al mundo andando con artĆculos firmados de puƱo y letra por este aventurero que nos cuenta sus peripecias desde allĆ” donde se encontraba.
Nacho, Āætienes alguna experiencia viajera previa a esta gran aventura?
He vivido en muchos sitios, aunque los Ćŗltimos 6 aƱos he residido en Madrid. Soy una persona aventurera, deportista y amante de la naturaleza pero, sobre todo, sensible y apasionado…no entiendo la vida si no es para luchar por tus sueƱos y, de esta actitud, nace este proyecto.
ĀæEsta vuelta al mundo a pie serĆ” tu primer gran viaje?
Viajar es una de mis pasiones y viajar a pie un reto. Hasta la fecha he viajado a 13 paĆses, con una variedad de climas y culturas que van del desierto del SĆ”hara a Laponia, por encima del cĆrculo polar Ćrtico, en invierno. He realizado a pie varias rutas de largo recorrido: GR11 transpirenaica, Kungsleden trail (Suecia), cuatro variantes del camino de Santiago (Norte, francĆ©s, primitivo y El Salvador, con mĆ”s de 2000 kilĆ³metros) y numerosas rutas y ascensiones en media montaƱa. Este es el primer viaje a pie de esta envergadura en el que me embarco.
ĀæEn quĆ© consiste el proyecto Earth Wide Walk?
Earth Wide Walk es una vuelta al mundo a pie en solitario que cruzarĆ” durante los prĆ³ximos 5 aƱos los 5 continentes (Europa, Asia, Australia, AmĆ©rica y Ćfrica), que va a llevar asociado un mensaje de amor y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra, nuestra hermosa casa, y comienza con la primavera.
Puede que haya gente que piense que eres deportista profesional, aventurero con grandes sponsors… ĀæCĆ³mo te has entrenado para emprender esta vuelta al mundo andando tan singular?
En cuanto al entrenamiento fĆsico, siempre me ha gustado mucho el deporte por lo que no he entrenado mĆ”s de lo que lo hago habitualmente. Para mĆ el ejercicio, ademĆ”s de una necesidad, es un juego y una diversiĆ³n, y lo tengo integrado en mi dĆa a dĆa como un hĆ”bito. Mis entrenamientos suelen consistir en 1 Ć³ 2 horitas de carrera (unos 20 kms), 3 Ć³ 4 de bici (unos 100 kms) y 1 Ć³ 2 de nataciĆ³n (4 Ć³ 5 kms) que voy alternando con los dĆas segĆŗn me va apeteciendo. Los dĆas que descanso suelo escalar, ademĆ”s de comer bien, dormir, hidratarme y estirar, que son igual de importantes que el ejercicio. La motivaciĆ³n mental la saco, sencillamente, porque estoy haciendo lo que quiero y me gusta, del apoyo de la gente que me rodea y de otras historias de esfuerzo y superaciĆ³n que hay en el mundo. De todas formas, ante un viaje tan largo no importa tanto la fortaleza fĆsica como la mental. Ambas se irĆ”n poniendo a prueba a lo largo de todo el recorrido.
ĀæCuĆ”ndo surge esta idea de viajar a pie y… hay un por quĆ© detrĆ”s de ella?
Esta idea surgiĆ³ hace un par de aƱos, pero no ha sido hasta hace unos meses cuando tomĆ© plena conciencia de que podĆa hacerse realidad y me puse manos a la obra para verla materializada.
DetrĆ”s de ella hay un canto a la vida, y la necesidad de aportar mi granito de arena para apostar por una nueva realidad y hacer del mundo un lugar mejor: creo que trabajando en la relaciĆ³n que la humanidad mantiene con la naturaleza y el planeta se pueden abordar muchos de los problemas que actualmente nos acucian y que no se pueden resolver con la misma mentalidad que los creĆ³.
A los que ya hemos viajado durante varios meses por el mundo siempre nos preguntan: Ā«Oye, Āæy de dĆ³nde sacas el dinero? Āætiene que ser caro dar la vuelta al mundo andando?Ā»
Al final viajar forma parte de la vida, y hay quien gasta mĆ”s y quien gasta menos. En general, reducir los gastos superfluos y tener amigos, contactos y gente que te abra sus puertas son dos factores importantes que hacen que tu viaje sea mĆ”s barato, a la par que largo e intenso. AdemĆ”s, siempre hay un conocimiento que uno va adquiriendo con la experiencia. Para este viaje he elaborado un presupuesto. Parte lo cubro con ahorros y colaboraciones de patrocinadores. Sin embargo, todavĆa hay una parte sin cubrir, por lo que estoy abierto a futuras colaboraciones de sponsors y organizaciones, asĆ como de particulares ilusionados con el proyecto que quieran ayudar a que se haga realidad.
Dean ha calculado un presupuesto para este viaje de unos 60.000 euros reunidos entre patrocinadores, ahorros personales y empresas que apoyan el proyecto. Parte con mucha ilusiĆ³n y con el reto de avanzar cada dĆa una media de 30 kilĆ³metros. Ā”Buena suerte mochilero!
ĀæQuĆ© esperas de este gran viaje? ĀæEs tu primer gran aventura?
Con este viaje espero cumplir el sueƱo personal de dar la vuelta al mundo caminando, conocer numerosos paĆses, culturas y gentes, y aportar mi granito de arena para hacer del mundo un lugar mejor y mĆ”s respetuoso con la naturaleza y el medio-ambiente.
ĀæCĆ³mo vamos a poder seguir tu aventura?
La primera vĆa de difusiĆ³n y, por tanto, de seguimiento del viaje, serĆ” el propio camino, es decir, el itinerario por el que transcurra la marcha y en el que espero encontrarme con muchos de vosotros… Otro canal serĆ”n los medios de comunicaciĆ³n (tv, radio, prensa) con entrevistas y menciones a lo largo de la caminata. AdemĆ”s, hemos creado un blog: www.earthwidewalk.org con conexiĆ³n a las redes sociales (Facebook, Twitter y Youtube) donde irĆ© relatando mis pasos.
ĀæTienes miedo? ĀæQuĆ© sensaciones te generan los primeros momentos previos a tu partida?
Miedo, no. Tengo muchas ganas de comenzar a caminar, y las dificultades las integro como parte del camino. Lo que mƔs me va a costar es estar lejos de mi familia.
5 aƱos caminando. ĀæQuĆ© mete uno en ese carrito que serĆ” tu casa? DifĆcil elegir lo que se lleva y lo que no.
Voy a meter lo bĆ”sico y necesario: material de camping (tienda de campaƱa, saco de dormir y esterilla), comunicaciĆ³n (mĆ³vil, net-book, cĆ”mara de fotos y vĆdeo y, mĆ”s adelante, un gps), alimentaciĆ³n (comida, agua, camping-gas y alguna parrilla), ropa (en funciĆ³n de la Ć©poca y regiĆ³n), kit de reparaciĆ³n del carrito, botiquĆn, documentaciĆ³n… Me ha llevado un tiempo organizarlo todo, buscando siempre ser prĆ”ctico y ligero.
ĀæEste viaje se ha forjado en alguna inspiraciĆ³n previa? Libros, algĆŗn escritor…
No especialmente, siempre he escuchado mi corazĆ³n y he seguido mis propios sueƱos, si bien es cierto que el mundo estĆ” lleno de historias de esfuerzo y superaciĆ³n muy inspiradoras.
Pregunta tĆ³pica pero no menos importante, ĀæquĆ© piensa tu cĆrculo cercano cuando les comunicas que quieres convertirte en un nĆ³mada?
Me he encontrado con reacciones de sorpresa, admiraciĆ³n, envidia, entusiasmo… Mi familia, aunque un poco reacia al principio por el peligro que puede entraƱar un viaje de este calibre, siempre me ha apoyado y ha estado ahĆ desde el principio.
Una cita de viaje: Ā«La suerte de vivir…la necesidad de luchar por tus sueƱos.Ā»
Un libro: Ā«Hojas de hierbaĀ» de Walt Whitman.
Una canciĆ³n que pueda definir el espĆritu de Earth Wide Walk: Ā«One more cup of coffeeĀ» de Bob Dylan / Ā«Como el aguaĀ» de CamarĆ³n.
La vuelta al mundo a pie: crĆ³nicas de Nacho Dean
A estas alturas estamos seguros que ya tienes la respuesta a esta pregunta: ĀæQuiĆ©n fue el primero en dar la vuelta al mundo a pie? ConocĆ a Ignacio Dean mucho antes de de que esta gran aventura fuese una realidad. Y tuve el placer de poder compartir en tiempo real algunas de sus crĆ³nicas en primera persona durante esta vuelta al mundo andando. Disfruta de ellas.
Nacho Dean cumple un mes dando la vuelta al mundo a pie
Ā”Hola amigos! Hace un mes y medio que salimos de Madrid, del kilĆ³metro 0 de la puerta del Sol, y parece que hace ya aƱos de este viaje a pie. Al dĆa de hoy estoy en Aix en Provence, Francia, en casa de unos amigos, y en una semana calculo que entrarĆ© en Italia.
Ahora aprovecho para darme una ducha, comer bien y descansar en una cama caliente, detalles que, mientras en la ciudad estamos acostumbrados a ellos y casi no apreciamos, cuando uno estĆ” inmerso en un viaje tan largo se echan en falta. La verdad es que una buena alimentaciĆ³n, asĆ como el descanso, son dos factores bĆ”sicos para llevar a buen tĆ©rmino un viaje de esta envergadura y caracterĆsticas.
TambiĆ©n aprovecho para hablar, aunque suene extraƱo, desde que entrĆ© en terreno francĆ©s paso la mayor parte del tiempo solo y, cuando hablo con alguien es en francĆ©s, idioma en el que no me desenvuelvo muy bien. AsĆ que ahora, con amigos espaƱoles compartimos experiencias, idioma y risas, junto a algĆŗn merecido vino.
Una compaƱera asidua desde que salĆ de Madrid estĆ” siendo mi amiga la lluvia. De seis semanas que llevo en ruta, mĆ”s de 3 se las ha pasado lloviendo, pero ya me he acostumbrado. Con tener la piel seca y el cuerpo caliente puedo estar caminando muchos kilĆ³metros, al acabar el dĆa me cambio de ropa y problema resuelto. Incluso tiene su parte buena, la lluvia evita deshidrataciones, por lo que tienes menos sed y consumes menos agua que caminando bajo el sol abrasador. AdemĆ”s, gracias a ella el paisaje estĆ” verde y fresco.
Con tanto tiempo solo, tengo muchos ratos para pensar. Desde cuestiones tĆ©cnicas (material, visados, medios de comunicaciĆ³n…), escribir en mi cuaderno de viaje o echar de menos a la gente, son muchas las cosas que pasan por mi cabeza a lo largo del dĆa. Otras, sin embargo, no pienso en nada y me limito simplemente a disfrutar del paisaje y el momento.
Me encuentro fuerte, motivado y feliz. Es lo que tiene estar persiguiendo tu sueƱo y lanzando un mensaje tan bonito y necesario de amor y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra. Creo que vivimos momentos necesarios, por motivos de sobra conocidos, para apostar por una nueva realidad, y este es mi personal granito de arena por un mundo mejor, y mi canto a la vida y a la libertad.
Y bueno, aprovecho para hacer un llamamiento a todos aquellos que se quieran venir a caminar unos dĆas, una etapa, un paĆs, asĆ como que quieran ofrecerme una ducha o un plato de comida…es un viaje abierto a todo el mundo y estarĆ© encantado de compartirlo con todos vosotros. AsĆ que nada, os mando un abrazo fuerte, espero que seĆ”is felices, y nos vemos en el camino. Ā”Hasta pronto!.
Nacho Dean
Earth Wide Walk: dos meses dando la vuelta al mundo a pie
Ā”Hola mochileros! Hace 9 dĆas se cumplieron dos meses de esta caminata que me llevarĆ” durante los prĆ³ximos aƱos a atravesar los cinco continentes y dar la vuelta al mundo caminando. La Ćŗltima vez que os escribĆ lo hice desde Aix en Provence, en Francia. Hoy lo hago desde Latisana, a escasos 50 kilĆ³metros de la frontera de Italia con Eslovenia, a la que calculo entrarĆ© en un par de dĆas si la lluvia me lo permite.
Muchas cosas han ocurrido en este Ćŗltimo mes, pues como digo, cada dĆa es una aventura repleta de anĆ©cdotas, tantas que a menudo se me olvidarĆan si no las fuera registrando en mi cuaderno de viaje. He pasado por los paseos marĆtimos de la costa dāAzur, bonita pero demasiado ostentosa para mi gusto, repleta de mansiones y lujosos coches (Niza, cap dāAil, MĆ³naco…), por la costa italiana de Liguria, mĆ”s humilde y autĆ©ntica con sus pueblos de pescadores y sus casas de colores (Ventimiglia, San Remo, Laigueglia, Finale Ligure…) hasta GĆ©nova, donde un grupo de amigos me recibieron calurosamente tras una etapa de 65 kilĆ³metros.
De ahĆ, dejando atrĆ”s la costa, me adentrĆ© por el bello valle del rĆo Trebia, con sus verdes montaƱas y sus lindos rincones, dormĆ junto a rĆos, avancĆ© por estrechas y sinuosas carreteras y tuve el dĆa mĆ”s duro hasta la fecha: pinchĆ© tres veces debido a lo desgastadas que estaban las cubiertas de mi carrito, me quedĆ© sin parches, cayĆ³ una tormenta, incomunicado al quedarme sin baterĆa del mĆ³vil y sin comida por ser domingo y las escasas tiendas que habĆa en los pueblos que salpicaban el curso del rĆo estaban cerradas. Tuve que refugiarme en el porche de una iglesia en un pueblo abandonado y, al dĆa siguiente, acercarme hasta el siguiente pueblo inflando cada poco la rueda pinchada, donde pude recargar el mĆ³vil y llamar a mis amigos de GĆ©nova, quienes me trajeron parches y comida. En cuanto lleguĆ© a Piacenza cambiĆ© las cubiertas de mi carro y celebrĆ© asĆ mis dos primeros meses de marcha, unos 2000 kilĆ³metros.
DespuĆ©s proseguĆ hasta Verona, hermosa ciudad en la que pasĆ© un dĆa entero, y continuĆ© hasta Vicenza y Treviso. Ayer dejĆ© atrĆ”s Portogruaro y, como os digo, en uno o dos dĆas me adentrarĆ© en tierras eslovenas a travĆ©s de Monfalcone. En la capital, Liubliana, me esperan dos amigas, alguna entrevista para algĆŗn medio de comunicaciĆ³n y, seguro, mĆ”s de un buen momento.
He atravesado MĆ³naco los dĆas anteriores al Gran Premio de F1, por lo que trascurrĆ por sus calles como quien camina por un circuito, curiosa sensaciĆ³n. Hace unos dĆas mi itinerario se cruzĆ³ con la Ćŗltima etapa del Giro de Italia, caminĆ© por carreteras desiertas que habĆan cortado para el paso del pelotĆ³n, pudiendo campar a mis anchas en medio de la carretera. En GĆ©nova me topĆ© con dos caminantes que venĆan con un carrito naranja desde RumanĆa rumbo a Tarifa, intercambiamos las palabras y abrazos tĆpicos de los caminantes solitarios faltos de conversaciĆ³n. Me he refugiado en remolques de camiones, he dormido en viƱedos, he escuchado ruidos extraƱos de animales junto a mi tienda, me lavo los dientes en las fuentes de los pueblos, he pasado miedo en la noche bajo el resplandor de los rayos en mitad de la tormenta, estoy conociendo gente maravillosa y sigo hablando y cantando solo por los caminos y arcenes de las carreteras. La lluvia continĆŗa cayendo tenaz y persistentemente, buscando mellar mi tesĆ³n pero, como decĆa Bruce Lee, no puede llover eternamente…
Un abrazo, y hasta pronto.
Nacho Dean suma en Estambul 4.500 kilĆ³metros en 4 meses de viaje a pie
Ā”Hola mochileros! Os escribo desde Istanbul, ciudad a la que he llegado tras cuatro meses justos de caminata desde que salĆ de Madrid (21 de marzo-21 de julio), cuatro intensos meses para recorrer los cerca de 4.500 kilĆ³metros que separan ambas ciudades. Ahora estoy a las puertas de Asia, descansando unos dĆas, disfrutando de la visita de algĆŗn familiar, y aprovechando para poner el carrito a punto y actualizar la web y las redes sociales.
Desde la Ćŗltima vez que os escribĆ, en Latisana (Italia), he recorrido Eslovenia, pequeƱo paĆs de 2 millones de habitantes del que me llevĆ© una grata sorpresa por la belleza del paisaje y la calidez de sus gentes. DespuĆ©s crucĆ© Croacia de oeste a este por una carretera cercana a la frontera con Bosnia con edificios bombardeados, fachadas de casas con restos de metralla de la guerra y campos minados.
De repente, cuando estaba entrando en Serbia, el tiempo cambiĆ³ radicalmente y empezĆ³ a hacer temperaturas de 40 grados, por lo que cambiĆ© el ritmo y caminĆ© varias noches a la luz de la luna. Me alojĆ© en casa de algĆŗn polĆtico, un mĆŗsico y, en general, conocĆ gente abierta y cercana que hicieron muy agradable mi paso por este paĆs. DespuĆ©s vino Bulgaria, se me partiĆ³ el manillar por la soldadura que le hice en Tovarnik (Croacia) e hice el segundo cambio de cubiertas a las ruedas del carrito (mĆ”s o menos cada 2.000 kms). Como os podrĆ©is imaginar cualquier problema tĆ©cnico cuesta āun mundoā solucionarlo. EntrĆ© en TurquĆa por Edirne y, tras mĆ”s de dos dĆas entrando en esta enorme ciudad, lleguĆ© a Sultanhamet, en el corazĆ³n de Istanbul en pleno RamadĆ”n y con luna llena, mĆ”gico, tras justo 4 meses de caminata.
He aprendido algunas palabras en serbo-croata, bĆ”sicas para desenvolverme en los paĆses de la ex-Yugoslavia, a pesar del cirĆlico, y mantenido conversaciones con habitantes de estos paĆses a base de gestos. En concreto, recuerdo a dos ancianas con las que pasĆ© media hora riĆ©ndonos de la vida sin ellas saber espaƱol ni yo croata. De las 124 noches que me ha llevado alcanzar Istanbul, he pasado 78 en mi tienda de campaƱa, casi nada, algunas de ellas breado por los mosquitos. Me he gastado unos 1.000 euros, he tenido la suerte de recibir la visita de amigos y familiares en SofĆa (Bulgaria) y Estambul (TurquĆa), y ya he tirado a la basura mi primer par de zapatillas.
He realizado entrevistas para medios de comunicaciĆ³n en Eslovenia. Tuve la suerte de aparecer en el telediario de la cadena pĆŗblica RTV SLO y la gente me invitaba a sus casas o me ofrecĆa cosas por la calle. TambiĆ©n en Serbia para la televisiĆ³n, asĆ como para prensa. Hace unos dĆas, ya en TurquĆa, me hicieron una entrevista periodistas de la Anadolu Ajansi y hemos aparecido en televisiĆ³n, prensa e internet. Igualmente, la acogida en redes sociales sigue siendo estupenda y el nĆŗmero de seguidores no para de crecer dĆa a dĆa. Para mĆ es una suerte poder dar a conocer este proyecto, asĆ como difundir un mensaje de conservaciĆ³n y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra.
Sin embargo, y a pesar de que me guste mostrar la cara mĆ”s amable del viaje y la belleza de este mundo en que vivimos, el dĆa a dĆa no es nada fĆ”cil. Palizas diarias de 45 kilĆ³metros bajo la lluvia o el sol abrasador, ademĆ”s de lavar la ropa en fuentes, hacer la compra, cocinar en el fuego, arreglar pinchazos y dormir en el suelo dentro de mi tienda de campaƱa, sucio y sudoroso, todo aderezado con la inestimable compaƱĆa de mi inseparable soledad, se hace duro… pero pienso, es el camino que he elegido.
Ya Europa queda atrĆ”s y tengo la mente puesta en Asia, la prueba de fuego, como yo la llamo. Una vez hecho el rodaje, ahora afronto este gran continente con respeto y curiosidad, sabedor de que entran nuevas y difĆciles variables en la ecuaciĆ³n: visados, enfermedades y culturas, climas y ecosistemas muy diferentes. Y nada mĆ”s empezar ya tengo tres āpedruscosā a la vista: TurquĆa, IrĆ”n e India caminando, enormes retos dentro de este gran desafĆo que es dar la vuelta al mundo a pie. Pero que espero que con vuestro apoyo y Ć”nimo todo resulte mĆ”s liviano y el camino sea mĆ”s sencillo.
Porque si hay una razĆ³n que trasciende a todas las demĆ”s es la de contar una historia de valor y coraje para demostrar que no hay nada imposible y que no existen mĆ”s lĆmites que los que nosotros queramos asumir. Salir del hastĆo, el desencanto, y crear, esa es mi apuesta. Porque la educaciĆ³n y la cultura son un hechizo, sĆ³lo una de las maneras de percibir la realidad, pero las posibilidades son infinitas y tenemos en nuestras manos la oportunidad de vivir nuestra fantasĆa y apostar por un mundo mejor. Ā”AsĆ que este viaje, amigos, familiares y gente del mundo, va por ustedes!
Un abrazo y hasta pronto. Nacho Dean.
Earth Wide Walk, seis meses viviendo la experiencia de un viaje a pie
Hola mochileros, ya ha terminado el verano, muchos habrĆ©is vuelto ya de vuestras vacaciones, los mĆ”s jĆ³venes habrĆ©is incluso empezado las clases, pero por aquĆ el paso de las estaciones no marca mĆ”s que un cambio en el tiempo…la aventura continĆŗa, tal vez mĆ”s cruda y solitaria, y hoy os escribo desde Goris (Armenia), a escasos 4 dĆas de la frontera con IrĆ”n, mientras ahĆ fuera cae una tormenta de Ć©poca.
La Ćŗltima vez que os escribĆ fue desde Estambul, ciudad a la que lleguĆ© tras justo 4 meses desde que salĆ del kilĆ³metro 0 de Madrid, con luna llena y en pleno RamadĆ”n, fin de mi caminata por Europa y puerta de paso a Asia. Tras atravesar el estrecho del BĆ³sforo, puse mi primer pie en el continente asiĆ”tico y pude sentir un cambio mĆ”s… cada vez me estaba alejando mĆ”s de mi casa, mi cultura, mi familia, mi hogar. Para mĆ Asia es la prueba de fuego, un continente de grandes dimensiones, culturas muy diferentes y duros ecosistemas para afrontar caminando. Sin embargo, y a pesar de todo, sĆ© que la fuerza, la motivaciĆ³n y el apoyo de la gente estĆ”n de mi lado. La fortuna me sonrĆe, el viento sopla a mi favor y yo quiero desplegar aun mĆ”s mi vela en esta gran caminata alrededor del mundo.
RecorrĆ la costa del mar de MĆ”rmara, tranquila con sus barcas y sus pescadores, adentrĆ”ndome por la D-100 en el interior de TurquĆa a travĆ©s de Esme, Sakarya, Duzce y Bolu hasta Gerede, donde se encuentra la bifurcaciĆ³n a Samsum y Ankara. Yo cogĆ la de la izquierda rumbo a Samsum, poblaciĆ³n en la costa del mar Negro, a travĆ©s de montaƱas y paisajes ligeramente Ć”ridos. Una vez alcanzada la costa, desaparecen los desniveles para dar paso al calor y a la humedad. No olvidemos que era pleno agosto cuando transitaba por esas tierras. Si bien la costa entraƱa mayor dificultad que el interior para acampar, te obsequia con algĆŗn baƱo y unos amaneceres y atardeceres preciosos.
A travĆ©s de la D-010 recorrĆ los pueblos que surcan la costa del mar Negro: OrdĆ¼, Trabzon, Rize, y alcancĆ© Arhavi, Hopa y Sarp, muy cerca de la frontera con Georgia. AprendĆ algunas palabras en turco, bĆ”sicas para desenvolverme, asĆ como de su cultura, historia y religiĆ³n. El Ćŗltimo dĆa tuve la suerte de conocer a unos pescadores que me invitaron a su casa a cenar Sargan (un pez de sabrosa carne) y a dormir, resultando ser una inmejorable manera de despedirme de este paĆs.
Georgia plantea un nuevo cambio, tras mĆ”s de un mes caminando por territorio turco. EntrĆ© en este paĆs de herencia soviĆ©tica a travĆ©s de Sarp y Batumi, poblaciones turĆsticas y libres de los cĆ”nones religiosos del paĆs anterior. Me alegrĆ³ ver la geografĆa montaƱosa y verde propia del CĆ”ucaso, a pesar del empeoramiento notable de sus carreteras y la dureza de los desniveles. Vacas en mitad de la carretera, camionetas, un paĆs eminentemente agrĆcola y ganadero, y de nuevo un idioma al que me tenĆa que acostumbrar. AscendĆ al alto de Goderzi (a 2025 mts) y, cuando lleguĆ© a la cima, me quedĆ© sin baterĆa en la cĆ”mara. No pude hacer fotos del paisaje mĆ”s bonito por el que pasĆ© en Georgia. Sin embargo, comĆ en una de las cabaƱas de pastores que hay en la cumbre, y ese recuerdo quedarĆ” para siempre en mi memoria.
DormĆ en los bosques con lobos y pasĆ© por pueblos donde sus habitantes llevan pistola… En 8 dĆas recorrĆ el sur de Georgia y alcancĆ©, tras Akhaltsikhe, Akhalkalaki y Ninotsminda, el lago Madatapa, que yace como aislado del mundo entre Ć”ridas montaƱas y vientos frĆos. Al echar una Ćŗltima foto antes de cruzar la frontera con Armenia a un rebaƱo pastoreado por una mujer a caballo, la mujer se acercĆ³ hasta mĆ cabalgando y estuvimos hablando en un idioma antiguo, el de los gestos y las miradas, durante unos instantes. Se llamaba Nerine. Entonces, crucĆ© la frontera.
Dos kilĆ³metros en tierra de nadie separan la frontera de Georgia y la de Armenia. No me gusta entrar en un nuevo paĆs al atardecer, prefiero hacerlo por la maƱana, asĆ tengo tiempo para cogerle el pulso y ver la atmĆ³sfera que se respira. Sin embargo, esta vez el sol estaba ya cayendo sobre el horizonte. Recuerdo que acampĆ© cerca de Bavra anocheciendo y recogĆ mi tienda temprano al amanecer y con un viento frĆo.
AvancƩ a travƩs de Gyumri y Mastara hasta la capital, ErevƔn, donde pasƩ una semana en casa de un espaƱol arreglando el visado para IrƔn, preparando el carro y realizando entrevistas para diversos medios armenios. A un lado queda Nakhijevan (perteneciente a AzerbayƔn), al otro lado de la cordillera el alto Karabakh, y mi itinerario trascurre entre montaƱas y poblaciones cada vez mƔs distanciadas.
Como os digo, hoy estoy en Goris. El tiempo ha empeorado notablemente, y son cuatro los dĆas que calculo me quedan hasta alcanzar la frontera con IrĆ”n. Muchas voces y opiniones distintas llegan a mis oĆdos respecto a este nuevo paĆs. Un visado difĆcil de conseguir y de apenas un mes de estancia para recorrer los cerca de 2100 kilĆ³metros que hay de un extremo a otro, un bloqueo bancario que impide sacar dinero del banco o recibir dinero a travĆ©s de Western Union o Money Gram, unas conexiones a internet bastante limitadas, una muy cercana guerra de Siria (con la reciente decisiĆ³n de intervenciĆ³n por parte de los EE.UU y aliados, siendo IrĆ”n aliado de Siria) y una geografĆa muy Ć”rida hacen mĆ”s difĆcil todavĆa la ya de por sĆ complicada tarea de cruzarlo a pie.
Como siempre, una vez mĆ”s, no me queda mĆ”s remedio que escuchar mi propio corazĆ³n, hacer acopio de valor, mirar hacia delante y confiar en mis fuerzas, en la bondad de la gente y en la buena suerte que hasta el dĆa de hoy me han acompaƱado…
Un abrazo, y hasta pronto.
Ignacio Dean
De Armenia a IrƔn y un gran salto hasta la India
Ā”Hola mochileros! Mucho ha llovido, y no precisamente agua, desde la uĢltima vez que os escribiĢ, en el armenio pueblo de Goris, a apenas cuatro jornadas de la frontera con IraĢn. RecorriĢ los cerca de 150 kiloĢmetros que me restaban atravesando las duras pero bonitas montanĢas del sur del CaĢucaso, entre bosques pintados por la variedad de colores del otonĢo, amarillos, rojos, verdes y ocres, a traveĢs de las poblaciones de Shurnuhk, Kapan y Karajan.
Fue difiĢcil superar los desniveles entre el 10 y el 15% empujando el carro en las cuestas arriba y retenieĢndolo en las bajadas, pero la belleza del paisaje no soĢlo atenuaba mi cansancio, sino que me insuflaba fuerzas para seguir caminando, descubriendo nuevos y hermosos rincones de nuestro planeta, con esa energiĢa que siento cuando me hallo inmerso en la naturaleza. La niebla me acompanĢoĢ hasta el paso de Meghri, a 2535 metros de altitud, pasado el cual quedoĢ un cielo despejado y pude disfrutar del vuelo de las aĢguilas y las cimas de las montanĢas, que me deciĢan adioĢs rumbo a un paiĢs desconocido y que afrontaba con curiosidad y cierta tensioĢn.
AtraĢs quedaba Armenia, pequenĢa pero intensa, con una de las culturas e idiomas maĢs antiguos de la humanidad, castigada por las guerras, con duros paisajes (aridez y montanĢa) y en el que tuve la suerte de encontrar muy buena gente, algunos de ellos de LiĢbano y refugiados de la guerra de Siria. Desde aquiĢ les mando un abrazo fuerte y les doy las gracias por todo lo que hicieron por miĢ mientras estaba en ErevaĢn, habieĢndome hecho sentir como en casa y un miembro maĢs de su familia cuando yo estaba lejos de la miĢa.
Era un 24 de septiembre. El diĢa estaba bastante avanzado, sin embargo, no podiĢa reprimir las ganas de entrar en IraĢn. Pasado Meghri, y tras un par de horas inspeccionando mi pasaporte y el interior del carro, entreĢ mediada la tarde. Un visado en el que teniĢa puesta la mente desde que saliĢ de EspanĢa, la dificultad de su geografiĢa y el clima, la guerra de la cercana Siria, el bloqueo bancario y de internet, una cultura muy diferente a la miĢa y multitud de opiniones que llegaban a mis oiĢdos en uno y otro sentido haciĢan que afrontara este paiĢs con cautela. Todo esto junto provocaba en miĢ cierta inquietud.
Para maĢs colmo, tuve un encontronazo con el ejeĢrcito a los pocos minutos de entrar: la frontera es zona militar en la que estaĢ prohibido echar fotos, pero no pude reprimir las ganas de hacer alguna (no sabiĢa cuaĢndo volveriĢa a pasar por ahiĢ, y la verdad es que la frontera armenio-iraniĢ es espectacular), y me ācogieronā. Por unos instantes me vi de nuevo fuera del paiĢs, cuanto menos, sin embargo, pude solventar la situacioĢn y continuar milagrosamente mi marcha. Durante los 20 kiloĢmetros que transcurre la carretera junto al riĢo Aras y a la alambrada electrificada de la frontera auĢn tendriĢa alguĢn otro bis a bis con el ejeĢrcito y las autoridades, pero la situacioĢn se fue relajando hasta que, al segundo diĢa, sobrepaseĢ la poblacioĢn de Julfa y comenceĢ a adentrarme en IraĢn.
Poblaciones distanciadas y un territorio eminentemente aĢrido son las notas predominantes, circunstancias que se superan llevando buena cantidad de agua en el carro, pues hace ya varios paiĢses que evito beber del grifo o de los riĢos. Sin embargo, es inevitable hacerlo de vez en cuando.
AlcanceĢ Tabriz, tras pasar por Marand y Sufyan y encauzar la carretera E-32, mientras me iba acostumbrando a manejar la nueva moneda. La moneda iraniĢ es el rial (1 euro=40.000 riales), sin embargo, en vez de riales hablan de ātumansā (1 tuman=10 riales), por lo que al principio es un liĢo saber el precio de las cosas, maĢs auĢn si el tendero habla en āfarsiĢā (persa). Los precios son maĢs bajos que en EspanĢa (una botella de agua de 1 Ģ5 litros suele costar 7500 riales, y puedes encontrar una habitacioĢn de hotel desde los 300.000 riales), pero al ser tan barato uno corre el riesgo de gastar maĢs de la cuenta. Sin embargo, la gente es muy hospitalaria, y es frecuente que te inviten a dormir a su casa o a comer. Esto uĢltimo es algo que me sorprendioĢ gratamente, pues no teniĢa muy claro con queĢ gente me iba a encontrar. Ellos mismos te dicen que desde fuera se les considera terroristas, pero son gente amable y acogedora.
Tras Tabriz, reanudeĢ la marcha por una carretera plana que surcaba un valle ligeramente verde rodeado de aĢridas tierras y montanĢas. Los grandes desniveles pasaban a ser cosa de historia. PequenĢos pueblos de tierra y adobe iban quedando a ambos lados, muchos de ellos me daban la sensacioĢn de estar abandonados, hasta que veiĢa asomar a alguien por una de sus callejuelas.
LlegueĢ a Miyaneh, donde se me rompioĢ una varilla de la tienda de campanĢa al ponerla ya anocheciendo y con un viento fuerte. Tuve un encontronazo con unos chavales que me quisieron robar a la altura de Rajein. Sin embargo, en ese mismo pueblo, como posteriormente en Nik Pay y Hidaj tuve la suerte de ser invitado por varias familias muy hospitalarias a dormir en sus casas.
Era la primera vez que entraba en una casa iraniĢ, y me llamoĢ la atencioĢn la diaĢfana estancia que tienen a modo de saloĢn, donde unos se sienta descalzo y en el suelo a tomar teĢ mientras conversa con los demaĢs hombres. El teĢ (cĢ§ai) es un elemento presente las 24 horas del diĢa, desde el desayuno con huevos fritos hasta la uĢltima hora de la noche. Lo toman trabajando, en casa, en las tiendas, ver a gente conduciendo y tomando teĢ en un vasito de cristal con un termo no es nada raro. Me llamoĢ la atencioĢn que el terroĢn de azuĢcar (gant), en vez echarlo al vaso y disolverlo con una cucharilla, se lo ponen en la boca y dejan que se vaya disolviendo con cada trago. A veces se paran a un lado de la carretera, echan una manta en el suelo a la sombra, y comen.
Las mujeres llevan todas sin excepcioĢn el pelo tapado con un panĢuelo, algunas todo el cuerpo con un atuendo negro que les deja soĢlo la cara a la vista. Y mientras a los hombres se les estrecha la mano, a las mujeres no estaĢ bien visto. Por lo general, se come con las manos usando unas hojas de pan (lavage) que se emplean para coger la comida del plato, a modo de pequenĢos bocaditos. Los cantos desde las mezquitas son menos frecuentes que en TurquiĢa, de hecho, apenas los escucheĢ en mi travesiĢa desde Agarak (en la frontera con Armenia) hasta TeheraĢn. Desde la revolucioĢn en que eliminoĢ la figura del Shah de Persia hace unos 30 anĢos, hay dos liĢderes, uno poliĢtico y otro muy por encima, el espiritual (actualmente encarnado en el Emam Khomeini). Y nombres como Ferdowsi o Hafez despuntan como poetas en una cultura muy rica e interesante.
LlegueĢ, tras tres semanas de caminata y maĢs de 840 kiloĢmetros, a traveĢs de alguĢn valle ligeramente verde pero territorios eminentemente aĢridos, a TeheraĢn, ciudad bulliciosa con un traĢfico muy ajetreado en el que abundan las motocicletas y en el que para cruzar la calle hay que tirarse praĢcticamente entre los coches. AlliĢ estuve alojado en casa de mis amigos Pari y Freydoun, bastante ocupado gestionando visados para los siguientes paiĢses. Sin embargo, pude conocer algo de esta ciudad de maĢs de 11 millones de habitantes y lugares bonitos e interesantes como el Golestan Palace, el parque Shahr, la Milad Tower, Darband o las elevadas vistas sobre la ciudad desde Tochal. Las ceĢntricas calles Valiasr, Fatemie, Shariati, Enghelab o Beshesti acabaron siendo lugares por los que pasaba a diario y las arterias que utilizaba para llegar casi a cualquier punto de la ciudad, fuera la plaza Vanak, Tajrish al norte, la Emam Khomeini Square al sur o cualquiera de las embajadas.
Por falta de tiempo en mi visado, a pesar de que tramiteĢ una extensioĢn extra en la que soĢlo me dieron dos semanas, no pude realizar la segunda parte del itinerario que teniĢa pensado hacer en IraĢn, y tuve que volar desde TeheraĢn a India evitando por aire AfganistaĢn y PakistaĢn, nada recomendables por cuestioĢn de seguridad. AsiĢ que desde hace un par de diĢas estoy en Nueva Delhi, una verdadera jungla, preparando el itinerario que durante los proĢximos meses me llevaraĢ a recorrer parte de este paiĢs, asiĢ como Nepal y Bangladesh. El viaje vuelve a dar una vuelta de tuerca maĢs, y factores como la malaria, el dengue y la fiebre tifoidea entran en juego, muy a tener en cuenta sobre todo al ir caminando y atravesar muchas zonas rurales. AdemaĢs, el invierno se acerca y me cogeraĢ cerca del Himalaya, en Nepal, paiĢs cuyo sur estaĢ poblado de extensas junglas con tigres, elefantes y rinocerontes en las que acampar, o simplemente pasar caminando, supone un gran riesgo. En fin, vamos a ver coĢmo se va resolviendo este panorama en el que espero tener toda la suerte que se merecen lo valientes.
Un abrazo fuerte y, si alguien se anima a hacerme companĢiĢa, ya sabe doĢnde estoy.
Nacho Dean
Caminando desde EspaƱa hasta la cima del mundo
Ā”Hola mochileros! Os escribo desde KatmandhuĢ, capital de Nepal, ciudad a la que llegueĢ hace un par de diĢas tras una etapa de 70 kiloĢmetros. La uĢltima vez que os escribiĢ fue desde Nueva Delhi, mientras trataba de aclimatarme a la nueva atmoĢsfera que se respira en esa ciudad… Estuve 3 diĢas gestionando mi visado a Nepal, ponieĢndome alguna vacuna que teniĢa pendiente, adaptando mi material y botiquiĢn para este nuevo escenario y al cuarto diĢa me puse en marcha rumbo al noreste.
Tanto mi estancia en Delhi como la salida de esta ciudad fueron bastante duras, por no calificarlas de infernales. Tanto, que tardeĢ dos semanas en empezar a disfrutar mi paso por este paiĢs. Una miseria galopante, mucha suciedad en los nuĢcleos urbanos y un traĢfico insoportable llenando el aire de humo y ruido (pues no saben conducir si no es tocando el claxon: āblow hornā dicen ellos) hicieron muy difiĢcil fiĢsica y mentalmente cada uno de los diĢas de estas dos primeras semanas. AdemaĢs, me estuve metiendo palizas de 40 y 50 kiloĢmetros diarios para tratar de cuadrar poblaciones con alojamiento, por lo que fui acumulando una fatiga que hicieron que casi todos los diĢas acabara con dolor de cabeza y rozara el ponerme malo.
CruceĢ las poblaciones de Hapur, Shimbhawali, Moradabad, Bareilly, Shajahanpur, Sitapur y Lucknow a traveĢs de la regioĢn de Uttar Pradesh, al norte de la India. Los alojamientos son bastante baratos, tal que por pocos euros tienes un techo y un grifo en el que lavar ropa y asearte tras la jornada de camino, aunque a veces no sean lugares muy higieĢnicos. PequenĢas ciudades concurridas, repletas de coches, bicicletas, taxis, camionetas, vacas, perros, puestos ambulantes, basura por los suelos que se quema de vez en cuando en pequenĢos montones, humo, olor a incienso y templos hinduistas son la toĢnica del paisaje a lo largo de la NH24, carretera por la que transiteĢ estas dos primeras semanas. Pero a partir de Lucknow cambioĢ mi suerte.
Un diĢa me cogioĢ la noche sin haber alcanzado ninguna poblacioĢn ni haber encontrado un alojamiento. Ya me veiĢa toda la noche caminando hasta encontrar uno, cuando un hombre me preguntoĢ queĢ llevaba en el carro. Le conteĢ mi historia y resultoĢ ser el sirviente del director general de la policiĢa IC de Uttar Pradesh, Mr. Udayan Parmar, quien me proporcionariĢa alojamiento esa noche y durante varias noches maĢs en los diĢas siguientes en cuarteles de la policiĢa. AdemaĢs, a partir de entonces comienzo a transitar por la NH29 y pequenĢas carreteritas, maĢs tranquilas, con arceĢn y atravesando pequenĢas aldeas y poblaciones rurales. AsiĢ proseguiĢ mi andadura, seguido por ninĢos que saliĢan corriendo de sus cabanĢas al verme pasar, o escoltado por gente en bicicleta daĢndome conversacioĢn durante algunos kiloĢmetros por el arceĢn de la carretera, a traveĢs de Faizabad, Basti, Mehadawal y Campierganj, jungla, macacos, aldeas con cabanĢas, cultivos y arrozales hasta Sunouli, en la frontera con Nepal. La uĢltima noche la paseĢ a escasos 500 metros de la frontera, contento por estar ya tan cerca de un paiĢs al que teniĢa ganas de llegar y conocer desde que saliĢ de EspanĢa.
AsiĢ pues, el 22 de noviembre atravesaba la frontera entre India y Nepal a traveĢs de la poblacioĢn de Sonauli y me dirigiĢ a Lumbini, ciudad natal de Buddha Siddharta. Esta ciudad es candidata a ser capital mundial de la Paz, lo que hace que muchos paiĢses budistas hayan decidido construir en ella un templo y que por sus calles puedas ver un alto nuĢmero de monjes budistas, siendo un atractivo destino para descansar e ir cogieĢndole el pulso a la atmoĢsfera de este nuevo paiĢs.
Tras Lumbini avanceĢ hasta Butwal, donde aparece la bifurcacioĢn al norte hacia Pokhara y hacia el este a Chitawn. Mi intencioĢn en principio era subir a Pokhara y luego a KatmandhuĢ, pero al ser maĢs largo el recorrido opteĢ por coger el desviĢo a mano derecha, hacia el este. TardeĢ tres diĢas en alcanzar Narayanghat, Sauraha y el parque Natural de Chitwan donde vi rinocerontes, anacondas, varanos y cocodrilos. Luego fueron otros tres diĢas los que me llevoĢ alcanzar la capital, siempre por una carretera en constante ascenso remontando curso arriba el riĢo Narayani, unos 150 kiloĢmetros en 3 diĢas, con una etapa de 70kms. cuesta arriba el uĢltimo diĢa.
Desde entonces llevo un par de diĢas en la capital, como siempre, allanando mi camino para los meses posteriores, haciendo entrevistas y tramitando alguĢn visado. He visitado mientras tanto los templos de Swayambhunath, Boudhanath (la estupa maĢs grande de Asia) y la plaza Durdar con sus caracteriĢsticos templos hinduĢes, ademaĢs del ceĢntrico y turiĢstico barrio de Thamel repleto de tiendas de artesaniĢa y empresas de deportes de aventura desde las que te saludan con el caracteriĢstico NamasteĢ.
Estoy contento de estar en Nepal en apenas 8 meses y medio desde que saliĢ de EspanĢa, si bien es cierto que el viaje cada vez se vuelve maĢs difiĢcil y exige mayores dosis de fortaleza fiĢsica y mental. AdemaĢs, el invierno y las navidades estaĢn ya cerca, y hay que mantener a raya a la soledad y la morrinĢa, esas malas companĢeras con las que hay que aprender a convivir. Ahora tengo la mirada puesta en Bangladesh y en los paiĢses venideros de Asia oriental: Tailandia y Malasia, mientras voy aprendiendo que el viaje evoluciona y se mueve como una onda que sube y baja, a veces arriba y otras abajo, como el propio terreno con sus llanuras y montanĢas, como un rayo de luz, hay diĢas pletoĢricos y otros maĢs flojos, unos maĢs coĢmodos y otros inmerso en penurias, pero toca salir a caminar en todos, sin excusas…
9 meses de caminata en solitario y 11.000 kms hasta Bangladesh
Ā”Hola mochileros! Os escribo desde Dhaka, la capital de Bangladesh, ciudad a la que llegueĢ justo el 31 de diciembre para celebrar el fin del 2013 con buen pie, tras maĢs de 9 meses de caminata en solitario, haber atravesado 14 paiĢses y cerca de 11.000 kilĆ³metros en mis piernas. Y digo ācelebrarā a tiĢtulo personal, pues Bangladesh es un paiĢs eminentemente musulmaĢn y, salvo unos fuegos artificiales que pude oiĢr esa noche, la Nochevieja es algo que no se celebra. AdemaĢs, hay una situacioĢn poliĢtica algo convulsa, por lo que a las 8 de la noche recomiendan no transitar por las calles de Dhaka.
AbandoneĢ KatmanduĢ en torno al 10 de diciembre tras haber aprovechado para descansar, renovar algo de material (Nepal es un paiĢs barato con buena oferta en material de montanĢa), conocer la ciudad y obtener mi visado de traĢnsito de India para cruzar un estrecho corredor de 100 kms. a traveĢs de este paiĢs y que separa Nepal de Bangladesh. AdemaĢs, estos diĢas que paro y disfruto de conexioĢn a internet, suelo trabajar tambieĢn: actualizar contenidos en redes sociales, realizar alguna entrevista, responder mensajes y, en especial, dar los uĢltimos retoques a una campanĢa de crowdfunding en indiegogo.com que estaĢbamos preparando y que sacamos hace unos diĢas para recaudar fondos.
El visado de traĢnsito tiene una duracioĢn de 15 diĢas desde el diĢa en el que te lo expiden, dentro de los cuales puedes pasar 3 en India. Este requisito me obligoĢ a caminar con cierta presteza y sin interrupcioĢn desde KatmandhuĢ hasta Kakkarvitta, en la frontera de Nepal con India y, posteriormente, desde Kakkarvitta hasta Changrabandha, punto de paso de India a Bangladesh. RecorriĢ una pequenĢa carretera interior en Nepal desde Dhulikhel hasta Bardibas y Dhalkebar, con alguĢn tramo āoff-roadā en construccioĢn, y paisaje de montanĢa duro y bonito, atravesando pequenĢas aldeas con cabanĢas y gente paciĢfica. A partir de Dhalkebar retomeĢ la āautopistaā de Nepal que recorre el sur del paiĢs de este a oeste. CruceĢ el gran puente sobre el riĢo Sapta Koshi, bordeeĢ la Wildlife Reserve de Koshi Tappu y alcanceĢ Kakkarvitta a los 12 diĢas de salir de KatmanmdhuĢ… me quedaban todaviĢa 3 para atravesar ese estrecho corredor de 100kms a traveĢs de India y que me separaban de Bangladesh. Dejaba atraĢs Nepal con cierta morrinĢa, pues teniĢa un visado de 3 meses de los cuales soĢlo habiĢa disfrutado uno. AdemaĢs, sitios como Pokhara o alguĢn trekking por el Himalaya quedaban en la lista de ālugares pendientes de visitarā, pero el hecho de tener el visado de Bangladesh desde TeheraĢn y el visado de traĢnsito para India fueron los responsables de que tuviera que darme cierta prisa.
Era la segunda vez que me adentraba en India en este viaje. La primera vez lo hice por Delhi y Uttar Pradesh. Esta vez era la regioĢn de Darjeeling la que veriĢan mis ojos en mi avance hacia Bangladesh, entre plantaciones de teĢ. El paso de Fulbary era el que me quedaba maĢs cercano, sin embargo, al estar soĢlo abierto para indios y bengaliĢes, tuve que caminar hasta el de Changrabandha y adentrarme en Bangladesh por Burimari. Pasado el rudimentario control de la frontera, apenas unos puestos de madera y una barrera de bambuĢ, poniĢa mi primer pie en Bangladesh ante la curiosa mirada de gente que se acercaba a miĢ y me rodeaban atraiĢdos por el carro. El viaje continuaba, y esta vez era un paiĢs completamente nuevo y desconocido para miĢ.
La primera noche la paseĢ en una guesthouse de Burimari llamada āSome timesā, y al diĢa siguiente apenas avanceĢ unos kiloĢmetros hasta Patgram. Los diĢas anteriores me habiĢa dado unas buenas palizas, y teniĢa el propoĢsito de tomarme con maĢs calma estos diĢas. Ahora, Bangladesh es un paiĢs bastante pobre, maĢs en las zonas rurales, por lo que os podreĢis imaginar en queĢ tipo de lugares me vi obligado a pernoctar al finalizar de cada etapa. Por poner un ejemplo graĢfico, lo de cambiar las saĢbanas es algo que no se estila mucho, y alguna manĢana me levanteĢ acribillado por los chinches.
Los primeros diĢas camineĢ por pequenĢas carreteras sin traĢfico, entre aĢrboles, aldeas y plantaciones de patata y tabaco. Perfecto, ideal para descansar y disfrutar del camino. NinĢos que saliĢan de sus cabanĢas corriendo al verme pasar, siguieĢndome con las bicis, tratando de hablar conmigo y hacieĢndome todos las mismas preguntas: ĀæCuaĢl es mi paiĢs?, ĀæcoĢmo me llamo? y ĀæqueĢ es eso? (refirieĢndose al carro). Cada vez que paraba en un sitio a comprar una botella de agua o a comer arroz con pollo, un corro de gente se formaba en torno a miĢ…hay que tener algo de paciencia, relajarse y asumir que es asiĢ. Son buena gente, paciĢfica, curiosa y simpaĢtica, respetuosa y hospitalaria, con ganas de aprender y relacionarse con la gente de fuera.
A partir de Rangpur abandono las carreteritas tranquilas y cojo la N5 hasta la capital, a traveĢs de poblaciones cada vez mayores conforme me voy acercando a Dhaka, como Pirganj, Bogra, Sherpur y Sirarganj. Atravieso el gran riĢo Jamuna a traveĢs del āBangabandhu bridgeā inmerso en la niebla y sin posibilidad de hacer unas buenas fotos. Poco despueĢs me enterariĢa de que este riĢo baja con muy poco caudal. Bangladesh estaba surcado por los riĢos hasta hace unos anĢos, riĢos provenientes del Himalaya. Sin embargo, en la parte alta, a su paso por India, se recoge mucha agua y estos llegan con menor caudal a las tierras de Bangladesh. TambieĢn coincide que estoy atravesando estas latitudes en la estacioĢn seca, es decir, en invierno, afortunadamente para miĢ no llueve estos meses y, consecuentemente, los riĢos llevan tambieĢn menos caudal.
En Bangladesh hay seis estaciones, una estacioĢn cada dos meses. A las cuatro que conocemos en Europa, hay que anĢadirles los monzones (julio-agosto) y un otonĢo tardiĢo que distinguen entre un otonĢo temprano (septiembre-octubre) e invierno (enero- febrero). Gracias a estos monzones hay una exuberante y variada vegetacioĢn entre la que destacan las plantaciones y cultivos, las plataneras y un bambuĢ con infinidad de usos, desde la construccioĢn de cabanĢas a infinidad de inventos e ingenios muy curiosos y llamativos con los que los habitantes de las aldeas se facilitan la vida.
Actualmente hay una situacioĢn algo inestable en el paiĢs. Para el 5 de enero habĆa convocadas elecciones, sin embargo, la oposicioĢn (BNP) no se presenta hasta que el gobierno no realice una serie de cambios en la ConstitucioĢn. Esto provoca enfrentamientos en las calles y zonas rurales entre partidarios de uno y otro bando que ya se han cobrado maĢs de 100 viĢctimas. El otro diĢa viviĢ una situacioĢn algo peligrosa debido a estas tensiones.
Iba en ārishaā (rickshaw), las bicicletas-taxi que surcan la ciudad, en companĢiĢa de mi amigo Kamrul por una de las grandes avenidas. Los coches, motos y autobuses circulaban con normalidad, a nuestro lado pasaba una camioneta con policiĢa armada con fusiles, y en el otro sentido desfilaba una manifestacioĢn en pro del gobierno cuando, de repente, empezaron a caer explosivos provenientes de ninguĢn sitio llenando la calle de humo y ruido, y provocando una estampida de gente, los coches reculando marcha atraĢs para abandonar la zona, la policiĢa cargando sus fusiles y tratando de descubrir de doĢnde caiĢan los artefactos, y yo encima de una risha maĢs lenta que el caballo del malo con mi amigo tratando de salir de ahiĢ. Yo estaba preocupado, inmerso en apenas unos instantes en una situacioĢn en la que no sabes muy bien coĢmo reaccionar. Al final, conseguimos alejarnos, hasta que volvioĢ la calma y pudimos acercarnos de nuevo a la zona. Eran explosivos llamados coĢcteles inofensivos, soĢlo humo y ruido, lanzados por simpatizantes de la oposicioĢn en moto con la uĢnica finalidad de causar miedo. Pero claro, yo no sabiĢa eso, y por unos instantes legueĢ a temer por mi integridad.
Por lo demaĢs, Bangladesh y, en concreto Dhaka, es un paiĢs con una poblacioĢn estupenda, abierta y generosa. Tuve la suerte de que unos estudiantes se pusieron en contacto conmigo para ofrecerme techo y comida los diĢas que estuviera en la capital, y he conocido de su mano la ciudad, algo de su historia, cultura y costumbres. He conocido la figura de Bangabandhu, el movimiento Shabhagh, el World Literature Center con interesantes iniciativas culturales, el museo de la liberalizacioĢn, el Independence monument entre otros… He realizado entrevistas para perioĢdicos de Bangladesh (Kalerkantho y Bonikbarta), praĢcticamente todos los diĢas me han invitado o bien a comer o a cenar, nos hemos hecho fotos, la gente veniĢa a conocerme impresionados por la gesta, yo me sentiĢa abrumado y pequenĢo ante gestos y detalles tan bonitos, y he pasado unos momentos muy buenos de los que me va a costar despedirme. Es una poblacioĢn en la que palpitan las ganas de un Bangladesh nuevo, culto y abierto, libre de dictaduras y tiraniĢas, y con un gran futuro. Una poblacioĢn de maĢs de 160 millones de habitantes con una gran cantidad de gente joven asiĢ lo augura.
Yo, por mi parte, sigo con este viaje, un viaje muy largo en pro de la naturaleza y el planeta Tierra en el que, a pesar de que la mayoriĢa de los gastos los cubro de mi propio bolsillo, estos se van acumulando, por lo que cualquier contribucioĢn por pequenĢa que sea seraĢ bienvenida. Os dejo el enlace de la campanĢa de Crowdfunding en Indiegogo que hemos sacado, para todos aquellos que queraĢis ayudar a que esta vuelta al mundo se siga haciendo realidad.
Un abrazo, Ā”y os deseo un feliz AnĢo repleto de suenĢos, alegriĢas y sonrisas desde Dhaka!
Tailandia, unas merecidas Ā«vacacionesĀ» en mi vuelta al mundo
Ā”Hola mochileros! ĀæQuĆ© tal fue el invierno? Os escribo desde Sungai Siput (Malaysia) a un dĆa de Ipoh, de camino a Kuala Lumpur. Por la cercanĆa con el Ecuador, aquĆ el frĆo es algo que no se deja notar. Temperaturas que rondan los 40 grados durante el dĆa con bastante humedad hacen que este aƱo prĆ”cticamente no haya sentido el invierno. Los dĆas mĆ”s frĆos fueron allĆ” por octubre, cuando atravesaba las expuestas llanuras sin vegetaciĆ³n de IrĆ”n y vientos helados provenientes de Siberia y el mar Caspio, tras los montes Albors, me obligaban a caminar bien abrigado.
Ahora, si bien camino todavĆa con manga larga, es para cubrir mi piel de los rayos solares y evitar quemaduras y el tan temido cĆ”ncer, muchas horas/dĆas/aƱos expuesto a la intemperie y hay que tomar precauciones, crema del factor 50 y a veces incluso me cubro tambiĆ©n cabeza y cuello con un paƱuelo. Ropa a ser posible holgada y de algodĆ³n para eludir rozaduras, ya que suelo realizar unos 45 kilĆ³metros diarios de media y hay zonas del cuerpo que con el sudor, el roce y la humedad corren el riesgo de irritarse, como la cara interior de los muslos o las axilas. Y, por supuesto, la mĆ”xima higiene posible, necesaria para evitar que una simple rozadura o picadura de mosquito se infecte y se conviertan en herida y una molestia. Como os podrĆ©is dar cuenta, hasta el mĆ”s mĆnimo detalle es importante, y hay que estar atento y cuidarlo.
La Ćŗltima vez que os escribĆ fue en Dhaka, la capital de Bangladesh, paĆs del que me despedĆa con cierta morriƱa tras haber vivido unos dĆas intensos y en muy buena compaƱĆa. Suele ocurrir que, cuanto mĆ”s pobre es un paĆs, los gestos de generosidad cobran una mayor dimensiĆ³n y se aprecian mĆ”s, es lo que llamo ācompartir en la escasezā, o gente que teniendo muy poco te lo da todo. Guardo muy buenos recuerdos de mi paso por ese paĆs y contacto con bellas personas que me abrieron las puertas de sus casas y corazones. Al estar cerradas las fronteras de ese paĆs con Myanmar, el siguiente paĆs en mi itinerario, a mi pesar tuve que coger un aviĆ³n hasta Bangkok, la capital de Tailandia. Y la diferencia es notable, por decirlo de algĆŗn modo y salvando las diferencias, Tailandia es un paĆs mĆ”s āoccidentalā, cĆ³modo, limpio y ordenado. Es fĆ”cil comprar agua o sacar dinero del banco, la comida es saludable y los precios baratos (la moneda tailandesa es el āBathā. 1 euro = 40 baths). AdemĆ”s, es un importante destino turĆstico, avanzado tecnolĆ³gicamente, con una gran influencia de China y de religiĆ³n budista, lo que le conferĆa un aire de merecidas āvacacionesā a mi larga travesĆa alrededor del mundo, y ya avanzando los Ćŗltimos miles de kilĆ³metros por este segundo continente: en cierta manera, iba poniendo la mente en el paso a Australia.
En Bangkok estuve una semana conociendo la ciudad, visitando numerosos sitios como el Gran Palace, el Chao Phraya river, el Wat Saket, Chinatownā¦ y reanudĆ© la marcha hacia el sur del paĆs algo presuroso, pues el visado es de 30 dĆas y me quedaban 24 para recorrer cerca de 1000 kilĆ³metros. A partir de ahora la trayectoria de mi ruta pasaba de ser āhacia el esteā para ser eminentemente āhacia el surā. ĀæQuĆ© significa esto?, que me va a dar el sol en la cara todo el dĆa, desde que sale por el este hasta que se pone por el oeste. Si a esto le sumamos el calor que hace por estas latitudes y el que refracta el asfalto, tenemos que a mediodĆa la carretera se convierte en una autĆ©ntica plancha de freĆr, y mis pies son los primerosā¦ En estos paĆses hay dos estaciones, seca (invierno) y hĆŗmeda (monzones). Yo hice mis cĆ”lculos para llegar en la seca, ahora, estoy bebiendo cerca de 5 litros diarios de agua, es decir, que camino todo el dĆa con una botella de agua en la mano.
Fui avanzando hasta Cha Am, donde me reencontrĆ© de nuevo con el mar, amigo al que no veĆa desde Sarp, en la frontera de TurquĆa con Georgia, allĆ” por el mes de agosto. Bandas de monos macaco de cola larga, plantaciones de palmeras (destinadas al famoso
aceite de palma) y de Ć”rbol de la goma (de los que recogen el lĆ”tex practicĆ”ndoles una incisiĆ³n en el tronco), templos budistas y puestos de comida a ambos lados de la carretera son la tĆ³nica durante estos primeros dĆas. Generalmente comen arroz, pescado y fruta. Hay una dieta rica y variada, pero āchillyā, es decir, picante. A mĆ me gusta el picante, pero poco, que me deje saborear la comida. Por el contrario, muchas veces acababa con la boca ardiendo y bebiĆ©ndome una botella de agua ya para desayunar des par de maƱana. Frutos como el mango, la papaya, la piƱa, la sandĆa y el famoso y maloliente durian son fĆ”ciles de conseguir.
ProseguĆ hacia el sur tratando de aprender alguna palabra de tailandĆ©s y de esta nueva cultura, mientras Myanmar quedaba a mi derecha, al otro lado de las montaƱas. ComencĆ© de nuevo a acampar (pues ni en India, Nepal ni Bangladesh lo hice) lo que dio pie a varios episodios curiosos. Un dĆa, al caer la tarde, puse la tienda en las famosas plantaciones del Ć”rbol de la goma. Era la primera vez que acampaba en Tailandia. Mosquitos, serpientes, oĆa ruidos que no sabes si pertenecen a aves o a monos, ademĆ”s, con la oscuridad la imaginaciĆ³n se exacerba. Bien, resulta que es por la noche cuando vienen los operarios a practicar esa incisiĆ³n en el tronco del Ć”rbol y a recoger el lĆ”tex con potentes linternas, pero yo no lo sabĆa. AsĆ que hacia las 3 de la maƱana me despierto con varios focos apuntando a mi tienda y hablĆ”ndome en un idioma que no entiendo: la policĆa con varios de los operarios. Les explico quĆ© hago ahĆ acampado y me dejan seguir durmiendo, cosa que ya no hice mucho mĆ”s, pues a las 6 amanece, recojo el campamento y me pongo en marcha.
Otra noche se me llenĆ³ la tienda de hormigas y me despertĆ© en mitad de la madrugada por el cosquilleo y el picor. Se colaron por un pequeƱo agujero en el suelo de la tienda y me tocĆ³ ābarrerlasā hacia un rincĆ³n, ir aplastĆ”ndolas y tirarlas en montoncitos fuera, operaciĆ³n que repetĆ varias veces y con la que, aĆŗn asĆ, no conseguĆ eliminarlas a todas. Esa noche tampoco dormĆ mucho. Como os podrĆ©is imaginar ni el descanso es āflexā, ni la alimentaciĆ³n es ācomo en casaā, ni la higiene es la idĆ³nea. No queda mĆ”s remedio que ir acostumbrĆ”ndose y adaptĆ”ndose a las circunstancias, te vas endureciendo y te sorprendes de lo que puedes rendir a pesar de estar alejado de las comodidades. Las Ā¾ partes de la humanidad viven en la pobreza y realizan trabajos muy duros con una alimentaciĆ³n y un descanso muy justos.
Como destino turĆstico que es, coincidĆ en sus carreteras con varios viajeros cruzando el paĆs en bicicleta, incluso hasta uno andando, CĆŖdric, un francĆ©s que quiere ir caminando de Singapur a Francia. Siempre alegra encontrarte viajeros fuera de los cauces normales, te hacen sentir un poco menos solo y compartes con ellos por unos momentos penurias, alegrĆas e informaciĆ³n que puede ser Ćŗtil. De hecho, hacia Chumphon, Tha Chana y Lamae iba pensando por quĆ© lugar cruzarĆa la frontera con Malaysia. Pero el saber que en las provincias del sureste del paĆs hay grupos de islamistas radicales reivindicando la independencia mediante bombas, atentados y violencia, junto con el hecho de que en esas fechas recibĆ la invitaciĆ³n de un espaƱol en Langkawi a pasar varios dĆas en la isla, hizo que definitivamente me fuera orientando hacia el oeste. Y asĆ fui recorriendo los Ćŗltimos kilĆ³metros de mi travesĆa por Tailandia por Thung Song, Trang, Palian y La Ngu hasta Satun y el puerto de Tammalang, donde el 6 de febrero, el Ćŗltimo dĆa de mi visado, cogĆ un ferry y atravesĆ© por mar la frontera entre Tailandia y Malaysia rumbo al archipiĆ©lago de Langkawi, un precioso conjunto de 99 islas de gente encantadora y naturaleza exuberante. Pero esa es otra historia, y os la contarĆ© en la prĆ³xima crĆ³nica.
Un abrazo fuerte, disfruten de los suyos y sean felices.
Nacho Dean
Malasia, un aƱo dando la vuelta al mundo a pie
Ā”Hola mochileros! Un nuevo texto de mi pluma, un nuevo paiĢs bajo mis pies y muchas aneĢcdotas, aventuras y personas nuevas en mi corazoĢn, en lo que ha sido ya mi decimosexto paiĢs: Malaysia. EntreĢ un 7 de febrero proveniente de Tailandia a traveĢs del Tammalang Pier, en SatuĢn, rumbo al archipieĢlago de Langkawi, precioso conjunto de 104 islas situadas en el estrecho de Malacca y banĢadas por el mar de AndamĆ”n en el que paseĢ una semana. RecibiĢ la invitacioĢn por internet de un chico llamado ReneĢ, y estuve alojado en su barco, un velero blanco llamado āLittle Doā fondeado en el puerto del Royal Yacht Club, acostumbraĢndome a lo que es vivir en una casa que se mueve. Mientras tanto, de la mano de Vijay, uno de los mejores guiĢas turiĢsticos de la zona, pude conocer los rincones maĢs bonitos e interesantes de Langkawi, asiĢ como aprender de su cultura, historia y costumbres.
VisiteĢ el Cable Car y pude disfrutar de las maravillosas vistas desde uno de los puntos maĢs altos de la isla. ConociĢ el Under Water World, un centro con miles de especies marinas. Me banĢeĢ en el lago interior de la isla Dayang Bunting Marble. Di de comer a las aĢguilas marinas. ComiĢ la sabrosa barracuda preparada con salsa de pimienta y el rico Nasi Lemak envuelto en hoja de plaĢtano, tome agua de coco viendo atardecer desde la playa de Pantai Cenang, me picoĢ un jelly fish banĢaĢndome de noche en el mar a la luz de la luna, realiceĢ entrevistas para el perioĢdico Harian Metro y la cadena de televisioĢn RTM1, conociĢ gente estupenda y poco me faltoĢ para volar como el aĢguila roja, siĢmbolo de la isla como reza la tradicioĢn (Lang=aĢguila, Kawi=roja) si hubiera tenido alas. Un lindo rincoĢn del mundo, que estaĢ perdiendo su riqueza natural por culpa de un turismo cada vez mayor. Era mi merecido descanso para ir finalizando un largo y difiĢcil continente, pero todo lo bueno se acaba y teniĢa que ponerme en marcha.
El 15 de febrero volviĢ a la peniĢnsula de Malaysia y retomeĢ la marcha rumbo hacia el sur. Nada maĢs abandonar Kuala Perlis, en uno de los ribazos de la carretera, vi un animal grande arrastraĢndose entre la maleza y desapareciendo. Me parecioĢ un cocodrilo, y me preocupoĢ cuando llegara la hora de acampar. Pero no era un cocodrilo, hablando con la gente local me dijeron que eran varanos, que habiĢa muchos en esta zona y pueden llegar a medir dos metros de longitud. Bueno, me tranquilizoĢ algo, pero no mucho, soĢlo cambiaba de nombre el animalito. Y asiĢ, a traveĢs de Alor Star, Bedong y Butterworth llegueĢ a Penang. Etapas de 50 kiloĢmetros con mucho calor y bebiendo cerca de 5 litros diarios de agua. Algunas noches las paseĢ preguntando en las casas si me dejaban a campar en su jardiĢn, teniendo la suerte de recibir una acogida calurosa, familias que me acababan invitando a cenar y desayunar.
Cuando llegueĢ a la altura de Penang teniĢa dudas sobre si detenerme y visitar esta ciudad, o continuar la marcha rumbo a Kuala Lumpur. Recuerdo que ese diĢa cambieĢ varias veces de opinioĢn sobre la marcha, varias personas me habiĢan recomendado conocerla, asiĢ que finalmente tomeĢ la decisioĢn de desviarme un poco y pasar en ella un par de diĢas. Ciudad de gran historia e influencia inglesa al haber sido colonia durante largo tiempo. Casas coloniales, templos hinduĢes y budistas, iglesias cristianas, mezquitas aĢrabes, el barrio chino…conforman la arquitectura variada de esta bonita ciudad. AdemaĢs, pinturas callejeras de Ernst Zacharevic y una rica gastronomiĢa pusieron la guinda a unos fantaĢsticos y breves diĢas en Penang. Por suerte, pude realizar tambieĢn una entrevista para el perioĢdico malayo en ingleĢs de mayor tirada: The Star, por lo que mucha gente ya empezaba a conocerme y a saludarme desde los coches querieĢndose hacer fotos conmigo.
ProseguiĢ hacia el sur atravesando las pequenĢas poblaciones de Bagan Serai, Taiping y Sungai Siput hasta Ipoh. Al poco de pasar Ipoh, en Kampar maĢs concretamente, pregunteĢ en la iglesia si me dejaban acampar en el jardiĢn y, tras asistir a misa, me invitaron a cenar, a hablar a un grupo de universitarios sobre mi viaje y me dejaron un lugar a cubierto donde dormir. De hecho, al diĢa siguiente, dos de esos estudiantes, Leon y Jude me acompanĢaron durante 20kms bajo el sol abrasador como dos valientes, detalle que me hizo mucha ilusioĢn y agradeciĢ enormemente. DespueĢs vendriĢan Bidor, Slim River y Kuala Kubu Bharu hasta Kuala Lumpur a traveĢs de la carretera antigua Trunk Road 1, pues siempre atraviesa pequenĢos poblados y es maĢs faĢcil proveerse de agua y comida y buscar un lugar donde pernoctar al caer la noche.
En Kuala Lumpur me esperaba una persona importante: Javier, un espanĢol que contactoĢ conmigo hace tiempo, afincado en Malaysia desde hace 20 anĢos y gracias al cual mi paso por este paiĢs ha sido un verdadero placer. De hecho, fue eĢl quien me presentoĢ a Vijay en Langkawi. Y quien me cuidoĢ durante mi estancia en la capital estando praĢcticamente a mi disposicioĢn para todo lo que necesitara. Y fue mediante eĢl que el hotel MeliaĢ me ofrecioĢ varias noches gratis. Y mediante quien conociĢ a Rosa, otra espanĢola que me acogioĢ varios diĢas en su casa. Y con quien volviĢ a comer una tortilla de patata, una paella, unas alboĢndigas y un vino rioja como dios manda, preparadas por nuestro tambieĢn buen amigo Pedro. Y muchos otros detalles de esos que te hacen sentir afortunado y agradecido con el mundo. Estuve tan a gusto que tuve que cambiar mi billete a Darwin (Australia), pues lo teniĢa el 16 y por mucho que corriera llegaba muy justo. AsiĢ que aprovecheĢ la ocasioĢn para reorganizar mi itinerario y decidiĢ recorrer tambieĢn parte de Indonesia previo salto a Australia: el 24 de marzo volariĢa de Singapur a Jakarta (Java).
ReanudeĢ la marcha y abandoneĢ Kuala Lumpur, tras una semana parado descansando, en companĢiĢa de Rahim, amigo iraniĢ que conociĢ estos diĢas y que quiso acompanĢarme hasta Singapur, es decir, lo que restaba de Malaysia. Pusimos rumbo a Malacca, ciudad a la que llegamos tras varios diĢas acampando y caminando unos 35 kms diarios de media bajo el sol abrasador. Sin embargo, a pesar de haber disminuido el ritmo, la falta de costumbre hizo que mi amigo tuviera que abandonar la marcha al llegar a Malacca por culpa de las ampollas. Es maĢs, cuando te salen ampollas tiendes a pisar mal para evitar el dolor, por lo que acaban molestaĢndote tambieĢn los tobillos y las articulaciones. Lo mejor en estos casos es parar, cosa que hizo Rahim. Fue un placer caminar con eĢl, cada persona encierra ensenĢanzas, y me demostroĢ ser todo un ejemplo de coraje, no seĢ quejoĢ ni una vez de unas ampollas que a maĢs de uno le habriĢan hecho parar el primer diĢa. Yo me quedeĢ un par de diĢas conociendo la ciudad de Malacca, tambieĢn con gran influencia inglesa, por lo que puedes encontrar iglesias como la de san Javier y casas de estilo colonial.
Resulta que en este paiĢs he caminado maĢs acompanĢado que en ninguĢn otro. AsiĢ pues, una vez marchado Rahim, dio la tremenda casualidad de que estaba esos diĢas por Malacca de nuevo mi amigo ReneĢ de Langkawi. Quedamos en vernos y decidimos que vendriĢa conmigo, esta vez patinando. AsiĢ, yo iba caminando y ReneĢ patinando, curiosa pareja, llegamos en varios diĢas de caminata hasta Johor Bahru, uĢltima poblacioĢn al sur de Malaysia y frontera con Singapur. Durante estos diĢas volvioĢ a llover, cosa que llevaba varios meses sin hacer provocando incendios, que las plantas amarilleasen y que llegaran incluso a cortar el agua en la capital. Es un paiĢs donde llueve mucho y no estaĢn preparados para la falta de agua, es decir, no han construido embalses ni pantanos donde almacenar el agua de lluvia. Sin embargo, estos diĢas volvioĢ a llover con abundancia hacia las 2 del mediodiĢa, con rayos y truenos, obligaĢndonos bien a protegernos, bien a caminar empapados bajo la lluvia.
Llevaba varias semanas tratando de allanar mi entrada en Singapur, pues hay que cruzar un puente que conduce a la isla pero estaĢ soĢlo habilitado para vehiĢculos, no para el traĢnsito de peatones. No recibiĢa noticias buenas por parte de la embajada de EspanĢa, donde un tal Ivo estaba tratando de conseguir sendas cartas de las embajadas de Malaysia y Singapur permitiendo mi paso. Yo sabiĢa de buena tinta que varios viajeros habiĢan cruzado ese puente caminando, que incluso hay gente local que lo hace a diario, asiĢ que decidiĢ hablar directamente con la policiĢa de la frontera cuando llegueĢ al lugar y, explicaĢndoles en queĢ consistiĢa mi viaje y ensenĢaĢndoles recortes de entrevistas para la prensa, no soĢlo me dejaron pasar de muy buen grado, sino que acabamos hacieĢndonos unas fotos para el recuerdo.
CruceĢ el puente ya bastante avanzado el diĢa, repleto de coches por cierto, por lo que al otro lado, en Singapur, ya de noche tuve que acabar durmiendo en un parque. Es una ciudad bastante grande y desde el puente hasta el centro hay unos 30 kiloĢmetros. Si le sumamos que ese diĢa ya llevaba 60 caminados, se convertiĢan en 90, distancia que ni me planteeĢ recorrer. Eran ya cerca de la 1 de la madrugada y decidiĢ pasar la noche como un vagabundo. ManĢana seriĢa otro diĢa.
Desde entonces, es decir, desde hace 3 diĢas, han venido a verme de nuevo amigos de Kuala Lumpur y estoy ocupado preparando mi paso a Indonesia, en concreto, a las islas de Java y Bali por las que voy a caminar antes de adentrarme en tierras australianas. AdemaĢs, asiĢ le doy tiempo a que se vaya el verano austral, pues el 50% del territorio australiano es deseĢrtico y en verano hace mucho calor.
Tengo ganas de conocer Indonesia, no teniĢa muy claro si la recorreriĢa (llevo un itinerario abierto en funcioĢn de las circunstancias) y sobre la marcha he decidido aventurarme. Una regioĢn del planeta muy interesante y desconocida por la distancia que nos queda desde EspanĢa , pero aprovechando que me encuentro por estas latitudes y que no seĢ cuaĢndo lo volvereĢ a estar, voy a dejarme llevar y perderme en su encanto. Son ya 17 paiĢses caminando, maĢs de 14.000kms y, lo mejor de todo, hace unos diĢas esta Gran Caminata alrededor del mundo cumpliĢa su primer anĢo de vida: 21 de marzo de 2013-21 de marzo de 2014. Y la aventura continuĢa…
Nacho Dean
De Singapur a Australia, dos continentes en la mochila
Ā”Hola mochileros! ĀæQuĆ© tal el verano?, supongo que unos a punto de tomar vacaciones y otros ya de vuelta seguro que con algo de pereza y muchas historias que contar. Mi camino, que no entiende de vacaciones, me lleva a recorrer en estas fechas las tierras de Chile, mi primer paĆs en AmĆ©rica, el que ya es mi cuarto continente en esta Gran Caminata alrededor del mundo. Pero vayamos por partesā¦
El 21 de marzo de 2014, justo en el primer aniversario de la Earth Wide Walk, llegaba a Singapur recorriendo a pie el puente que une este pequeƱo paĆs con Malasia. Fue una decisiĆ³n de Ćŗltima hora, pues no tenĆa muy claro si recorrer Indonesia o volar directamente a Darwin y continuar mi periplo por Australia. Sin embargo, el hecho de que la mitad del territorio australiano es desĆ©rtico y que en los meses de marzo y abril todavĆa hace mucho calor en el hemisferio sur (las estaciones van al revĆ©s que en el hemisferio norte) me aconsejaron recorrer unas islas de Indonesia antes de adentrarme en la tierra de los canguros y los aborĆgenes.
AsĆ pues, con un visado de un mes llegaba a Jakarta, la capital de Java, y emprendĆa la marcha rumbo a Bali. Un volcĆ”n en erupciĆ³n en la isla de Sumatra con el aire cargado de ceniza y polvo fue la razĆ³n por la que dejĆ© esta isla atrĆ”s sin pisar. Indonesia son las indias del este, y esa fue la primera sensaciĆ³n que me invadiĆ³ al pasear por las calles de Jakarta. Mucho trĆ”fico y ruido, pero de un modo mĆ”s suave que cuando estuve en India.
De religiĆ³n musulmana e hindĆŗ, comida barata y rica y afluencia turĆstica, fue un verdadero placer poder conocer su cultura y gentes. TransitĆ© por la costa norte de la isla, itinerario mĆ”s corto que el del sur, pegado a la costa pudiendo disfrutar de los pueblos pesqueros y el pescado frito en la parrilla (Akan bakar). Mucho calor, pero la abundante poblaciĆ³n asĆ como la frecuencia de tiendas y puestos callejeros para poder tomar un zumo de aguacate hicieron que no fuera excesivamente difĆcil la caminata por esta isla. Ćnicamente el siempre presente y molesto trĆ”fico. Es uno de los mayores problemas en Asia, y en el mundo entero, un mundo construido y pensado para los coches, no para los peatones. Reivindico mi derecho a salir a la calle y no tener que respirar el humo de los coches.
Para pasar de Java a Bali cogĆ un ferry en Ketampeng y lleguĆ© a Gilimanusk, directamente cargado en la bodega junto a los coches. Pude contarles acerca de mi viaje a la tripulaciĆ³n del ferry, que no daba crĆ©dito a lo que les estaba contando. Ya en Bali cogĆ una carreterita estrecha entre Ć”rboles y me fui adentrando en la isla, pudiendo comprobar la clara influencia del hinduismo en los templos de la isla con esculturas con cabeza de dragĆ³n y los guardianes a la entrada y salida de los puentes.
Recuerdo los chaparrones que caĆan a mediodĆa, momento en el que corrĆas a refugiarte bajo uno de los mĆŗltiples tejadillos que pueblan los bordes de la carretera y en los que te juntabas durante media hora con un grupito de personas, todos a resguardo de la lluvia, mantenĆas un poco de conversaciĆ³n y, al rato cuando escampaba, cada uno reanudaba su camino y seguĆa por su lado. Cuando me ha caĆdo alguna lluvia posteriormente me acordaba de esos benditos tejados, inexistentes en Australia, donde no quedaba mĆ”s remedio que mojarse.
Mucho turismo, sobre todo en la capital, hacĆa que pudiera ver australianos, surfistas portando sus tablas en motos y gente de todas partes buscando un destino exĆ³tico y lindo donde relajarse y poder disfrutar de la hospitalidad de sus gentes, la buena comida y los precios baratos. De hecho, parte de los habitantes de las islas colindantes han ido a vivir a Bali por ser una isla mĆ”s abierta social y religiosamente que sus vecinas musulmanas.
Alcanzaba Denpasar con el tiempo justo, por exigencias del visado, para trabajar un poco en la web, las redes sociales, hacer entrevistas y preparar mi equipaje para pasar, esta vez sĆ, a Australia.
Nacho Dean
20.000 kilĆ³metros y 19 paĆses en la vuelta al mundo a pie
Ā”Hola mochileros!, en el uĢltimo texto que os escribiĢ os narraba mi paso por Singapur y las islas de Indonesia: Java y Bali. El 22 de abril, un anĢo y un mes despueĢs de haber salido de Madrid, caiĢa en Darwin, al norte de Australia y me plantaba a las puertas del que iba a ser ya mi tercer continente. AtraĢs quedaba Asia, el segundo continente, el que habiĢa sido la prueba de fuego. Nada maĢs llegar al aeropuerto recuerdo que abrieron mi equipaje buscando restos de barro y semillas enganchadas en mi tienda de campanĢa, pues son muy estrictos en materia medioambiental y no quieren que se introduzca accidentalmente ninguna especia extranjera que pueda suponer una plaga en su ecosistema. AsiĢ que ya monteĢ el carro y me fui andando hasta Darwin.
Recuerdo muchos cambios respecto al continente anterior y por el que llevaba ya nueve meses caminando. En primer lugar, silencio y limpieza en las calles, gran contraste con el bullicio y la suciedad de las calles asiaĢticas. Luego, precios muy elevados en contraste tambieĢn con la barata Asia. Y una gente que en principio me parecioĢ maĢs seca y formal en comparacioĢn con la relajada Asia. Tras dos diĢas en Darwin comprando una sim australiana, un mapa del paiĢs, trabajando en la web y las redes sociales y compraĢndome un par de zapatillas nuevas, me puse en marcha el 24 de abril.
TenĆa un visado de turista, esto significa que en menos de tres meses estaba obligado a recorrer los mĆ”s de 4.000 kilĆ³metros que distaban de Sidney, por lo que estuve haciendo etapas de 50 kms todos los dĆas y sin descanso. En el Northern Territory todavĆa hacĆa mucho calor en esas fechas, mĆ”s de 40 grados de dĆa, con lo que estuve bebiendo 5-6 litros diarios de agua. Unas poblaciones cada vez mĆ”s distanciadas obligaron a tener que llevar encima hasta 75 kgs de peso con agua y comida que debĆa racionar para llegar al siguiente asentamiento y poder aprovisionarme de nuevo.
Conforme iba avanzando hacia el sur iba desapareciendo la vegetaciĆ³n y el calor, pero hizo acto de presencia un viento fuerte en contra que dificultĆ³ mucho mi marcha. A esto hay que sumarle una peligrosa fauna salvaje, desde cocodrilos a serpientes venenosas, dingos y moscas. Fueron varias las noches que tuve dingos aullando alrededor de mi tienda al olor de la comida. A partir de Three Ways desaparece la vegetaciĆ³n y aparecen miles de moscas lo que obliga a caminar con una tela mosquitera alrededor de la cabeza. El espĆritu en la carretera es estupendo pues se sabe que es muy difĆcil cruzar Australia incluso en coche. Una vez dejado atrĆ”s el Northern territory me adentrĆ© en la regiĆ³n de Queensland.
Tras unos primeros cientos de kilĆ³metros tambiĆ©n con poblaciones distanciadas, paulatinamente va decreciendo la distancia, por lo que ya no me serĆ” necesario portar una mochila extra ademĆ”s del carro con agua y comida como anteriormente. Todas las noches dormĆ en mi tienda de campaƱa, la verdad que en Australia es sumamente fĆ”cil acampar, lleguĆ© a acampar en el parque de algĆŗn pueblo, es un paĆs muy libre y salvaje en ese sentido. Sin embargo alguna tarde no acabas de hacerlo muy confiado al ver
deslizarse entre los arbustos alguna serpiente de extraƱos colores.
Me fui encontrando con muchos viajeros en caravana, en moto y en bicicleta. Sin embargo, sĆ³lo di con un caminante japonĆ©s que iba de Brisbane a Perth. No es un medio de transporte muy frecuentado el caminar solo apto para valientes.
A travĆ©s de Queensland pude ir viendo canguros, camellos, Ć”guilas, cacatĆŗas, pelĆcanos y una fauna salvaje muy rica. Es uno de los privilegios de pasar tantas horas a la intemperie, uno se va fundiendo con la naturaleza y es testigo de la vida diaria de los animales, de sol a sol, pues de dĆa viven unos mientras que de noche lo hacen otros.
AdemĆ”s de dingos, pude oĆr la berrea de algĆŗn ciervo o, al menos, eso creĆ identificar pues la noche que oĆ ese sonido fue como el grito de un enajenado en mitad del bosque. Al cabo de dos meses alcancĆ© la regiĆ³n de New South Wales, mucho mĆ”s poblada y ya con la mente puesta en Sidney, ciudad a la que querĆa llegar unos dĆas antes de que caducara mi visado para preparar el salto a AmĆ©rica y trabajar en la web, pues habĆa estado mucho tiempo desaparecido del mapa. La culpa: la falta de cobertura y wifi en prĆ”cticamente todo el territorio australiano, es decir, que comprĆ© una tarjeta sim de la compaƱĆa Telstra (la que opera con mayor cobertura en Australia) prĆ”cticamente para nada, tan sĆ³lo le di uso al final acercĆ”ndome a Sidney.
RebasĆ© las Blue mountains con una corta pero empinada pendiente en Mt. Victory y, a travĆ©s de una carretera a mĆ”s de mil metros de altitud fui acercĆ”ndome a la costa. Australia es tan sumamente plana que a una ligera ondulaciĆ³n la llaman montaƱa. El 17 de julio alcancĆ© la poblaciĆ³n de Sidney, como todo un explorador, acababa de cruzar caminando, en solitario y en apenas 86 dĆas Australia, en toda una demostraciĆ³n de fortaleza y resistencia. Mis amigos Gorka, Wendy y Regina acogerĆan al caminante fatigado y me harĆan sentir como en casa, paseando por la ciudad y visitando el barrio de Newtown o el Gure Txoko donde me trataron como a un rey.
Tras apenas tres dĆas en la ciudad, el 21 de julio (justo al aƱo y cuatro meses de salir de
Madrid) volƩ a Santiago de Chile despidiƩndome de Australia, de sus Ɣguilas, estrellas y
canguros, de sus carreteras infinitas, los aborĆgenes y la soledad, de la escasez de agua,
las moscas y el viento en contra, la aventura libre y salvaje que yo esperaba de este
viaje.
Son ya tres continentes en mis piernas, cerca de 20.000 kilĆ³metros y 19 paiĢses en la libreta. He rebasado el ecuador del viaje, como quien dice, ya comienza la vuelta a casa. Sin embargo, todaviĢa me queda un mundo por delante, AmeĢrica y AĢĆfrica, un milloĢn de historias, experiencias y aneĢcdotas que ireĢ cada diĢa escribiendo en mi diario y que poco a poco y maĢs adelante os seguireĢ contando.
Seguiremos caminando, paso a paso, luchando por materializar nuestros suenĢos. Pues soĢlo atravesar a pie y en solitario Asia, Europa o Australia son retos aislados dignos de admiracioĢn. ImagiĢnense entonces unirlos todos juntos, uno detraĢs de otro a pie, en solitario y sin descanso, haciendo una media de 45 kilĆ³metros diarios, con una alimentacioĢn y un descanso muy justos, atravesando bosques, junglas, desiertos, montanĢas y ciudades ya de medio mundo y sin maĢs companĢiĢa que la de un simple carro… realmente difiĢcil de imaginar.
La aventura continuĢa, este canto a la vida y a la libertad sigue surcando vientos y mares con un propoĢsito: trabajar por un mundo maĢs lindo y lanzar un mensaje de amor y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra, nuestra hermosa casa y a la que entre todos tenemos que cuidar.
Un abrazo fuerte, sean felices y disfruten en compaƱĆa de los suyos.
Nacho Dean
22 paĆses en la vuelta al mundo caminando
Hola Mochileros. Os escribo desde Copacabana (Bolivia), una pequeƱa y linda poblaciĆ³n a orillas del lago Titicaca, el lago navegable a mayor altitud del planeta (mĆ”s de 3800 metros sobre el nivel del mar) y a escasos kilĆ³metros de la frontera con PerĆŗ, el que ya serĆ” mi paĆs nĆŗmero 22 en esta Gran Caminata alrededor del mundo por la naturaleza y el planeta Tierraā¦ se dice pronto.
Bien, la Ćŗltima crĆ³nica que os escribĆ fue sobre la travesĆa libre y salvaje por territorios australianos. El 21 de julio le decĆa asĆ adiĆ³s a la tierra de los aborĆgenes, los canguros, las serpientes y las estrellas y ponĆa por primera vez mi pie en Santiago de Chile para comenzar el itinerario por el que ya es mi cuarto continente: AmĆ©rica, que voy a recorrer de sur a norte hasta Estados Unidos. A la vista tenĆa uno de los retos mĆ”s duros y en el que tenĆa puesta la mirada desde que salĆ de EspaƱa, atravesar a pie y en solitario el desierto mĆ”s Ć”rido del mundo: el desierto de Atacama.
Tras descansar apenas cuatro dĆas en la capital de Chile, reanudaba la marcha hacia el norte. Unos primeros 700 kilĆ³metros a travĆ©s de la costa y poblaciones como ValparaĆso, ViƱa del Mar, Coquimbo, La Serenaā¦ van entonando al caminante y familiarizĆ”ndolo con este nuevo paĆs. Chile es el primer paĆs desde que salĆ de EspaƱa en el que vuelvo a hablar espaƱol. Sin embargo, manejamos vocabulario diferente y he de aprender nuevas palabras, como las āprietasā (morcillas), āpololaā (novia), āpoleroneā (jersey), āporotosā (judĆas)ā¦ el peligroso āterremotoā, bebida alcohĆ³lica preparada a base de vino blanco y helado de piƱa si no recuerdo mal, y su hermana pequeƱa la ārĆ©plicaā.
La nueva moneda (1 euro = 750 pesos chilenos), lo cual no hace que Chile sea un paĆs especialmente barato, las posadas de carretera en las que es posible almorzar y los frecuentes temblores de tierra: Chile estĆ” ubicado en zona sĆsmica, choque de las placas tectĆ³nicas continental y oceĆ”nica, por lo que temblores de grado 4 y 5 en la escala Richter son frecuentes y la poblaciĆ³n los tiene integrados como normales. No es raro ver carteles junto a la costa indicando las vĆas de evacuaciĆ³n en caso de tsunami. Un par de noches estaba yo durmiendo en mi tienda de campaƱa, tumbado sobre mi esterilla dentro del saco, y en mitad de la madrugada pude sentir cĆ³mo la tierra se movĆa debajo de mĆ, era como si a la tierra le rugieran las tripas, una sensaciĆ³n difĆcil de explicar, sin embargo yo poco podĆa hacer pues ya estaba al aire libre en mitad de la intemperie, no tenĆa nada de lo que protegerme, asĆ que prĆ”cticamente lo integraba en sueƱos y seguĆa durmiendo.
A partir de Vallenar comienza el desierto propiamente dicho, unos 1400 kilĆ³metros que resolvĆ alternando tramos por la costa y tramos por el interior. Las principales dificultades a las que me enfrentaba son la fuerte radiaciĆ³n solar (en esta parte del globo la atmĆ³sfera no tiene ozono, a lo que se suma el hecho de que al avanzar desde el sur hacia el norte en el hemisferio sur el sol te pega de frente todo el dĆa), las grandes oscilaciones tĆ©rmicas entre el dĆa y la noche (que en la zona interior del altiplano pueden oscilar entre los 50Āŗ de dĆa y los -25Āŗ de noche), las largas distancias entre poblaciones y, por tanto, entre avituallamientos de agua y comida, y los grandes desniveles (a la ya conocida cordillera de los Andes hay que sumar otra cadena montaƱosa, la cordillera de la Costa que supera los 2000 metros de altitud y obliga a subir largas cuestas de hasta 30 kilĆ³metros). Por la costa hay mĆ”s avituallamientos y bella fauna (pelĆcanos, cormoranes, lobos marinos, delfines, pingĆ¼inos de Humboldtā¦) asĆ como la temperatura es mĆ”s suave, mientras que por el interior las condiciones son mĆ”s duras y los cielos nocturnos son preciosos. Yo nunca habĆa visto unos cielos tan estrellados como en el desierto de Atacama. Muestra de ello son la diversidad de observatorios que hay repartidos por la geografĆa chilena, entre los que destaca el del Paranal.
Gracias a todos los amigos que hice en Chile pude ir parando cada cierto tiempo en poblaciones como Coquimbo, BahĆa Inglesa, Taltal, Iquique y Arica y descansar unos dĆas de la difĆcil tarea de ir atravesando este desierto, asĆ como de la fatiga acumulada que traĆa de Australia. En Iquique pude disfrutar de las fiestas patrias (las fiestas de la chilenidad, 18 de septiembre, en las que Chile celebra su independencia). En Arica me detuve tres dĆas mientras que decidĆa quĆ© hacer. TenĆa dos opciones, la primera y āfĆ”cilā, seguir hacia el norte y entrar a PerĆŗ a travĆ©s de Tacna. La segunda, difĆcil, desviarme hacia el este y entrar a Bolivia atravesando la cordillera de los Andes por un punto a casi 5000 metros de altitudā¦ fue la opciĆ³n que escogĆ. Un nuevo reto por delante y la oportunidad de conocer este rincĆ³n del planeta, asĆ como de poder difundir mĆ”s mi mensaje de cuidado de la naturaleza fueron las razones que me impulsaron a tomar esta decisiĆ³n.
El 29 de septiembre abandonaba Arica y comenzaba la subida hacia el punto ChungarĆ”/Tambo Quemado, casi 200 kilĆ³metros de ascensiĆ³n, no acababa de salir de una y ya estaba metiĆ©ndome en otro gran reto, caminando y en solitario. En apenas un dĆa y medio alcanzaba los 3100 metros de altitud en el pueblo de Mallku, donde habita la bonita familia de Alexis y Andrea. Al dĆa siguiente, y casi sorprendido por la tormenta, alcanzaba la poblaciĆ³n indĆgena aymara de Putre, tras superar los 4000 metros de altitud. Mi cuerpo reaccionaba bien a la altitud, sin embargo, el cielo comenzaba a llenarse de unas sospechosas nubes negras que no me gustaban nada.
En el hemisferio sur las estaciones van al revĆ©s que en el norte, es decir, de junio a septiembre acĆ” es invierno. Sin embargo, a partir de los 3000 metros de altitud y de noviembre a febrero se da lo que se denomina āinvierno altiplĆ”nicoā, con lluvias fuertes y constantes. Es por ello que yo decidĆ atravesar Bolivia en octubre. Sin embargo, todo parecĆa indicar que el invierno altiplĆ”nico se estaba adelantando, y las lluvias a 4000 metros de altura no tienen nada que ver con las de la costa. TenĆa la sensaciĆ³n de estar adentrĆ”ndome en la boca del lobo. Pero decidĆ seguir adelante en las condiciones que fuera y hacerles frente. AlcancĆ© Chucuyo, a 4400 m.s.n.m el 4 de octubre y dormĆ frente a las bellas cumbres nevadas de los volcanes Pomerape y Parinacota. Al dĆa siguiente atravesaba el parque natural del Lauca, reserva de la biosfera, y cruzaba la frontera con Bolivia a mĆ”s de 4700 metros de altitud. Tras dos meses y medio recorriendo Chile, superando el desierto de Atacama y la cordillera de los Andes, me adentraba en Bolivia.
Pero eso es otra historia, y os la contarĆ© en la prĆ³xima crĆ³nica.
DespuƩs de 23.500 kms es hora del descanso del guerrero
Hola mochileros, os escribo desde Lima, capital de PerĆŗ, ciudad a la que lleguĆ© hace ya unos dĆas y en la que tengo pensado quedarme unas semanas, puede que incluso las navidades, disfrutando de los amigos, conociendo la ciudad y tomĆ”ndome un merecido descanso, el descanso del guerrero, tras un aƱo y ocho meses caminando, 22 paĆses y 23.500 kilĆ³metros aproximadamente en mis piernas.
La Ćŗltima vez que os escribĆ fue desde Copacabana, un lindo pueblito junto al lago Titicaca desde donde os narraba mi travesĆa por Chile y el desierto de Atacama. Bien, el pasado 5 de octubre cruzaba la frontera entre Chile y Bolivia a travĆ©s del punto fronterizo ChungarĆ”-Tambo Quemado, situado en la cordillera de los Andes a mĆ”s de 4.800 metros de altitud sobre el nivel del mar, y me adentraba en el altiplano boliviano.
De Chile a La Paz
Por delante, 300 kilĆ³metros hasta la ciudad de La Paz que resolvĆ en seis dĆas a buen ritmo.Recuerdo el mal tiempo que hacĆa, caminaba con la sensaciĆ³n de estar adentrĆ”ndome en la boca del lobo. En el altiplano, a partir del mes de diciembre y hasta febrero se da el llamado invierno altiplĆ”nico, sin embargo, se estaba adelantando y ya por estas fechas hacĆa mal tiempo. Nubes de evoluciĆ³n diurna que, mientras amanecĆa despejado, hacĆan que con el paso de las horas el cielo se fuera cubriendo de nubes y a mediodĆa rompiera a llover con la intensidad y el peligro caracterĆstico de la montaƱa, acompaƱado de rayos y granizo. Varios dĆas, incluso una noche, tuve que correr a refugiarme en casas de los pastores de llamas y alpacas.
Los primeros 200 kilĆ³metros apenas tienen poblaciones. Casas de adobe, mujeres con los niƱos colgados de la espalda con una tela de colores, dientes de oro, charki, caldos de res y cordero, el parque natural del volcĆ”n Sajama van quedando atrĆ”sā¦ Cosapa, Curahuara y Calteca hasta Patacamaya. Y la altitud va dejando de ser un problema mientras mi organismo se va adaptando progresivamente a caminar a mĆ”s de 4000 m.s.n.m. Sin embargo, me cuesta cantar mientras camino, o inflar mi esterilla con la mĆ”xima presiĆ³n cada noche al acabar el dĆa para dormir. De ahĆ, los Ćŗltimos 100 kilĆ³metros por una carretera mĆ”s confluida hasta llegar a la capital.
Por fin La Paz
Recuerdo la sensaciĆ³n al llegar a La Paz. Una enorme cascada de casas, como rĆos de ladrillos cayendo por las laderas de las montaƱas hacia el valle donde se asienta la ciudad, y la emociĆ³n de haber llegado hasta allĆ” caminando, con la sola ayuda de mis pies. BajĆ© desde el Alto hasta el centro de la ciudad donde habĆa quedado con unos amigos, y me quedĆ© seis dĆas en la ciudad descansando, trabajando, haciendo algo de turismo con el que conocĆ, entre otras cosas, las ruinas de Tihuanaco, y preparando el itinerario que tenĆa por delante.
AbandonĆ© La Paz direcciĆ³n a Patamanta entre el trĆ”fico, pero al dĆa siguiente ya cerca de Huatajata el jaleo disminuye y mis ojos posaban la vista por primera vez en el mĆtico lago Titicaca. Estaba ilusionado, contento, de estar allĆ y ver el lago navegable a mayor altitud del planeta. Lo fui rodeando, y tuve la suerte de conocer a Paulino, un indio aymara fabricante de las famosas balsas kon-tiki hechas de pergamino y totora con las que los indios cruzaron el ocĆ©ano hace cientos de aƱos llegando a las islas del PacĆfico.
Al dĆa siguiente crucĆ© el estrecho de Tiquina que une como dos hermanos los lagos menor y el mayor del Titicaca rumbo a la poblaciĆ³n de Copacabana que alcancĆ© ya de noche en mitad de una tormenta y corriendo para no ser alcanzado por un rayo. Es la
Ćŗltima poblaciĆ³n āgrandeā antes de entrar en PerĆŗ y, tras descansar un dĆa, crucĆ© la frontera con el que ya es mi paĆs nĆŗmero 22 a travĆ©s del punto Kasani-Yunguyo.
Cruce de frontera
Las fronteras es mejor cruzarlas a primera hora de la maƱana, asĆ tiene uno todo el dĆa para alejarse de ellas y adentrarse en el nuevo paĆs, y asĆ hice tambiĆ©n esta vez. Si bien al pasar de Chile a Bolivia pude percibir un cambio, no fue asĆ al pasar de Bolivia a PerĆŗ, paĆses prĆ”cticamente iguales en la zona de la sierra. Poblaciones indĆgenas donde las mujeres visten con poleras, sombrero y la manta a la espalda para cargar peso o a su hijo, paisaje de montaƱa, caldos de cordero, queso de resā¦ y un cielo nublado amenazante con lluvia y rayos que hacĆa que no supiera quĆ© camino coger. TenĆa dos opciones, bien ir hacia Cuzco, o bajar a Arequipa y la costa.
Una vez en Puno, ya en PerĆŗ, resolvĆ ir perdiendo altura rumbo a Arequipa para evitar estas tormentas de montaƱa. Sin embargo, todavĆa hay que ascender hasta los 4530 metros de altitud de nuevo en el camino, a la altura de Lagunillas y el Crucero Alto. Atraviesas el parque nacional de Salinas Aguada Blanca, la pampa blanca, y vas bordeando el volcĆ”n Misti hasta llegar a la bella ciudad de Arequipa. Construida con sillares blancos de la ceniza del Misti, la catedral de la plaza de Armas, el monasterio de Santa Catalina y la multitud de iglesias que siembran la arquitectura del centro hacen que la ciudad cobre un atractivo especial.
PacĆfico
El pasado 5 de noviembre alcancĆ© de nuevo la costa del ocĆ©ano PacĆfico. El Ćŗltimo lugar en el que lo vi fue en Arica, al norte de Chile, antes de acometer el asalto a los Andes para pasar a Bolivia. Desde CamanĆ” fui ascendiendo hacia el norte junto a la costa pasando por las poblaciones de Atico, Chala, Yauca hasta Nazca. Pude ver algunas de las lĆneas de la cultura Nazca desde un mirador que hay junto a la panamericana, y aproximĆ”ndome desde los cerros colindantes.
ProseguĆ por Ica y Pisco atravesando el desierto hasta llegar a Lima el 28 de noviembre, capital de PerĆŗ a la que tenĆa muchas ganas de llegar. Desde entonces estoy disfrutando de la ciudad, visitando la plaza de Armas, el cerro de San CristĆ³bal, mirador desde el que se divisa la ciudad, la plaza de San MartĆn, el barrio de Barranco, el puerto del Callao y las casas de colores de Chucuito. Probablemente me quede en esta ciudad a pasar las navidades. Las Ćŗltimas las pasĆ© en Bangladesh, paĆs musulmĆ”n donde apenas se celebran, con la diferencia de que en el hemisferio sur ahora hace calor, van a ser las primeras navidades en mi vida en verano.
Os mando un abrazo, y os deseo felices fiestas.
Nacho Dean
Nacho Dean cumple su reto: mƔs de tres aƱos dando la vuelta al mundo a pie
Nacho se planteĆ³ el reto de dar la vuelta al mundo a pie en solitario y lo bautizĆ³ como āEarth Wide Walkā. Lo conocĆ semanas antes de emprender su aventura junto a su amiga Paz en un restaurante asiĆ”tico de Madrid. Quedamos para charlar sobre su proyecto, para compartir consejos e ideas de lo que parecĆa una aventura imposible que hoy ya podemos decir que se convirtiĆ³ en una realidad patente.
ComenzĆ³ el 21 de marzo de 2013 en el kilĆ³metro 0 de la puerta del Sol de Madrid y durante tres aƱos ha atravesado cuatro continentes: Europa, Asia, OceanĆa y AmĆ©rica. Han sido 31 paĆses, 33.000 kilĆ³metros y 12 pares de zapatillas. Con este viaje, Nacho ha sido el primer espaƱol en la historia en dar la vuelta al mundo a pie. Y en Mochileros TV tuvimos el inmerso honor de publicar durante su travesĆa estas crĆ³nicas de sus peripecias por el mundo.
Por si dar la vuelta al mundo a pie fuera poco, su viaje ha estado lleno de anĆ©cdotas. Estuvo frente a un rinoceronte en las junglas de Nepal, ha tenido dingos aullando alrededor de su tienda de campaƱa en Australia, presenciĆ³ un atentado terrorista en Bangladesh, le persiguieron con machetes en MĆ©xicoā¦
Nacho Dean contĆ³ los detalles de su odisea dando la vuelta al mundo a pie el domingo 1 de mayo de 2016 en las IV Jornadas IATI de Grandes Viajes de āŖāBarcelonaā¬ (30 de abril y 1 de Mayo de 2016). ĀæNo pudiste acudir al evento? SuscrĆbete al canal de Youtube de Mochileros TV y las puedes ver gratis en diferido. Esta es la Ćŗltima entrevista que hicimos con Nacho Dean.
Nombre, apellidos, profesiĆ³n -conocida š a quĆ© dedicas el tiempo cuando no viajas-.
Soy Ignacio Dean. TĆ©cnico en Medio Ambiente. Dar conferencias, practicar deporte, escribir, planear la siguiente aventura…
ĀæQuĆ© te llevĆ³ a decidir dejar todo atrĆ”s para iniciar tu gran viaje?
Era un sueƱo, mi canto a la vida y la libertad, es un milagro estar vivos y no querĆa dejar pasar la oportunidad de apostar por ello. Un dĆa venimos al mundo y otro nos vamos, creo que el sentido de la vida es luchar por tus sueƱos.
Estuve en un atentado terrorista en Dhaka (Bangladesh), me atracaron en Lima, me intentaron asaltar en El Salvador y MĆ©xico varios tipos armados con machete…
ĀæRecuerdas tu primer viaje?
He viajado toda la vida desde muy pequeƱo, he vivido en mĆ”s de 40 lugares diferentes, eso hace que viajar para mĆ sea fĆ”cil y casi una necesidad. Con 4 aƱos me fui de MĆ”laga, mi ciudad natal, a vivir a Asturias.
ĀæQuĆ© ha cambiado en tu yo interior despuĆ©s de este gran viaje?
Soy una persona mucho mĆ”s consciente de quiĆ©n soy, del lugar en el que estĆ”, de lo que quiere. Por supuesto, agradecido con la vida y la gente, y con el gran bagaje de un viaje Ćŗnico como esta vuelta al mundo a pie, un tesoro que no aprendes en ninguna universidad.
5 cosas que nunca faltan en tu mochila.
Agua, cuchillo, cĆ”mara de fotos, bolĆgrafo y cuaderno.
ĀæEl momento mĆ”s extremo/peligroso/extraƱo/paranormal que hayas vivido en tu gran viaje?
Estuve en un atentado terrorista en Dhaka (Bangladesh), me atracaron en Lima, me intentaron asaltar en El Salvador y MĆ©xico varios tipos armados con machete…
ĀæAlgunos momentos que recuerdes de felicidad extrema? Esos puntos Ć”lgidos de alegrĆa en los que uno se dice a sĆ mismo: Ā«por momentos asĆ merece la pena seguir en el caminoĀ».
Estuve frente a un rinoceronte en las junglas de Nepal a escasos 20 metros, dormir bajo los cielos estrellados en el desierto de Atacama, en las selvas de Ecuador… en general, todos los momentos en conexiĆ³n con la naturaleza.
ĀæQuĆ© sentimientos/reacciones ha despertado tu viaje en otros viajeros o locales con los que te has cruzado?
AdmiraciĆ³n, incredulidad, asombro, inspiraciĆ³n, envidia (de la sana). Animar a la gente a cuidar la naturaleza y a perseguir sus sueƱos.
Hay un proverbio Ć”rabe que dice: Ā«Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer nada encuentra una excusaĀ». Es un milagro estar vivo.
Tres personas anĆ³nimas que te hayan marcado en el camino.
Mis amigos Simon (de Siria), Javier (de Malaysia) y Sarah (Suiza).
Una vez uno se embarca en un tipo de vivencia asĆ queda infectado por el virus del viajero. ĀæQuĆ© sensaciones has tenido a tu regreso al llegar a los que consideres tu hogar? Āæuno termina convirtiĆ©ndose en nĆ³mada para el resto de su vida?
Al principio un poco triste por ver que mi aventura se terminaba. Sin embargo, luego sĆ³lo te queda un sentimiento de agradecimiento y fortuna por haber completado vivo y de una pieza de un reto de esta envergadura. Feliz y satisfecho, a pesar de que al principio te sientes un poco descolocado al ver que nada ha cambiado en tu paĆs.
Muchos se preguntan… Āæy el amor? ĀæcĆ³mo es la vida sentimental de los viajeros?
En esta aventura, con la guardia alta para no dejarme cazar. DifĆcil es llegar a los sitios, pero a veces es mĆ”s difĆcil marcharse.
Si eres soltero/a: Āæencontraste a alguien en el camino que te hizo replantearte tu plan de viaje? Āæes posible enamorarse de viaje?
Es posible enamorarse, pero no encontrƩ a nadie que me hiciera replantearme el viaje.
Hay cientos de personas que no se han animado a viajar por multitud de dudas, miedos, inseguridades, presiones familiares, sociales… ĀæQuĆ© les dirĆas a esos soƱadores que viendo tu vuelta al mundo a pie piensan que no son capaces de hacerlo o que eres un superhĆ©roe?
Hay un proverbio Ć”rabe que dice Ā«Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer nada encuentra una excusaĀ». Es un milagro estar vivo, Ā«si hay alguien capaz de hacerlo ese eres tĆŗ, asĆ que sal ahĆ fuera y demuĆ©stranos de quĆ© estĆ”s hechoĀ».
DATOS CURIOSOS>
UbicaciĆ³n actual: Madrid (EspaƱa) FIN DE LA EARTHWIDEWALK
Distancia recorrida en la vuelta al mundo a pie: 33.000 kilĆ³metros = 20.625 millas
Tiempo empleado: 3 aƱos (21/3/2013 – 20/03/2016)
PaĆses recorridos: 31 (EspaƱa, Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Serbia, Bulgaria, TurquĆa, Georgia, Armenia, IrĆ”n, India, Nepal, Bangladesh, Tailandia, Malaysia, Singapur, Indonesia, Australia, Chile, Bolivia, PerĆŗ, Ecuador, PanamĆ”, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, MĆ©xico, Estados Unidos y Portugal)
Altitud mƔxima: 4800 metros sobre el nivel del mar (cordillera de los Andes).
Temperatura mĆ”xima: 50Āŗ (Australia)
Temperatura mĆnima: -13Āŗ (cordillera de los Andes y en Estados Unidos)
DĆas seguidos caminando sin descanso: 86 (4100 kms. en Australia)
MĆ”xima distancia en un solo dĆa: 85 kilĆ³metros
MĆ”ximo tiempo detenido en un mismo lugar: 57 dĆas en DF (MĆ©xico)
Litros mĆ”ximos de agua bebidos en un dĆa: 7 (Tailandia, Malaysia, Australia)
Zapatillas gastadas: 12 pares
Cubiertas de las ruedas del carro: 8 traseras y 4 delanteras
Mordeduras de perro: 1 (en Honduras)
Enfermedades: fiebre chikungunya en Chiapas (MĆ©xico)
Mochileros, Ā”nos vemos en algĆŗn lugar del mundo!
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