Los viajes son extraños cajones desastre en los que conviven dos tipos de mochileros viajeros: los que con gusto mandarías a la China en un cohete, y los que son divertidos, inteligentes y a su forma encantadores. De mochileros que sin pretenderlo vuelven inolvidable tu experiencia. De mochileros que dan la vuelta al mundo en pareja (¡qué envidia!). De mochileros que hacen que un lugar cobre sentido para ti. De mochileros que te comerías a besos, en el mejor y más inocente de los sentidos.
Mochileros que hacen cosas que no vienen en la Lonely Planet
Me comería a besos a todas y cada una de esas personas con criterio que no hacen de la Lonely Planet su hoja de ruta. Ojo, que estas guías son fantásticas, pero no son ley, ¡si no las sigues a rajatabla no pasa nada! Demos espacio a la imaginación, la originalidad y la improvisación. Atrevámonos a tomarle el pulso a la aventura, no seamos mochiovejas. El viajero más interesante es aquel que conoce los sitios, no el que se limita a tacharlos de una lista (por muy completa que esta sea).
Mochileros por el mundo que saben bailar
Ese momento mágico en que estás en una fiesta y suena ‘pon aquí el nombre de tu música favorita’ y aparece él o ella, te coge de la mano educadamente para pedirte permiso, y te hace bailar como si no existiera mundo a vuestro alrededor. Me refiero a bailar en plan bien (con ritmo, pasos, mirándote a los ojos y esas cosas), no en plan lamentable (intentando pegarse a ti a cada impulso mientras lucha por mantener un equilibrio herido de muerte por el alcohol). Un baile es como una batalla: se gana o se pierde, pero nunca se repite. Adoro a quien la sabe aprovechar.
Crédito: Flickr / Cormac Scanlan
Mochileros que te echan un cable sin esperar nada a cambio
Aquellos que comparten su comida en el tren; los que te invitan a subir a su taxi cuando te ven solo en la estación (aunque vayan en pareja o en grupo); los que te pasan un trago; los que se van a dormir con su colega a otra cama y te ceden la suya porque te quedaste sin una tu primera noche en ese hostel; los que te prestan el cargador del móvil que has perdido; los que te llevan en su moto al muelle el día que te vas. Todos aquellos y aquellas que te tienden su mano sin esperar nada a cambio aunque te acaben de conocer son gente de 10.
VIAJAR CON SEGURO... ¿SÍ o NO?
Si vas a viajar por libre, lo mejor que puedes hacer es contratar un buen seguro de viaje. Mi recomendación es que contrates un seguro de Intermundial, la compañía más experta en seguros de viaje, con quien tendrás asistencia médica y todas tus necesidades cubiertas tanto antes de viajar como en destino.
Cuando digo que me comería a besos a los mochileros que leen, excluyo a las personas que se limitan a hacer una foto de On the Road (o cualquier otro título ‘mítico’) para subirla a Facebook y publicar ‘ya somos dos’. Con mochileros que leen me refiero a quienes te encuentras absortos en la playa, el tren o la cafetería, esos que ni si quiera se dan cuenta de que existes porque de verdad está leyendo a Kerouac, a Sontag o a Kapuscinsky (o a quien sea). Quizá no crucemos nunca una palabra, pero me da esperanza saber que sigue habiendo gente capaz de dejarlo todo por zambullirse un rato en la lectura.
Mochileros que hablan francés
Seamos francos. Al español estamos muy acostumbrados, el inglés es un idioma que hace tiempo dejó de resultarnos exótico, pero el francés… ¡Ay, el francés! Esa lengua no es cosa de la vida real. Parece que solo se usa en películas románticas y anuncios de perfume. La medio entiendes, pero en realidad no tanto, cosa que aporta un toque de misterioso al asunto. Por eso, cuando llega un mochilero y te dice con su acento parisien que «tu es très jolie» hay muchas posibilidades de que te derritas cual helado al sol, aunque seas consciente de que se lo dice a todas. ¿A quién le importa? Un día es un día.
Crédito: Flickr / José Mª Sancho
Mochileros que hacen música
Una guitarra, una armónica, un bajo. En realidad da igual. Valen unos palos. Valen las manos contra la mochila. Vale la voz. Si una persona es capaz de articular un ritmo que yo pueda cantar o bailar, a esa persona me la comería a besos.
Mochileros que tienen una reflex y saben usarla
Confieso, me encantan esas personas que tienen una cámara reflex y saben usarla. No me gustan porque sean fotógrafas, me gustan porque su intención al sacar la cámara no es fardar. Porque se toman su tiempo para calcular la apertura de diafragma óptima para la velocidad de obturación que van a utilizar. Su imagen será mejor o peor, no importa (a no ser que saquen el horizonte torcido, en ese caso les odio a muerte), pero al menos piensan, se esfuerzan, intentan ser creativos, y eso siempre es algo a valorar.
Mochileros buceadores
Para esto no tengo explicación racional, pero es un hecho. Hay un momento en la vida de toda viajera (desconozco si a los viajeros hombres les pasa también), en el que casi todos los buceadores/as le parecen majísimos. No sé si la piel curtida o los tatuajes horrendos –¿por qué la mayoría de los buceadores tiene al menos un tatuaje horrendo?– tienen algo que ver, pero esta especie al alza siempre garantiza momentos divertidos. ¿Será verdad que la vida bajo el mar es mucho mejor que el mundo de ahí arriba?
Crédito: Flickr / Bouboo75
Mochileros que conversan y saben escuchar
Han vivido más aventuras que tú, recorrido medio mundo, tenido mil y un percances de los que han salido vivos… Pero no les dan importancia. Mejor dicho, se la dan pero en su justa medida (normalmente tirando a la baja). Estos viajeros mochileros no se consideran mejores ni peores que nadie, ni te miran por encima del hombro. Son humildes, no intentan impresionarte y, antes de contarte una batallita, te preguntan qué tal, cuál es tu historia, qué te gustaría visitar. A la gente que es capaz de conversar –no solo de ‘decir cosas’– y sabe escuchar me la comería a besos tan pronto la bajara del altar.
Mochileros que se levantan a ver el amanecer
Ver amanecer te reconcilia con el mundo. Eso es así y, si no me crees, levántate a ver uno y luego me lo cuentas. Sé que no es fácil, sé que da mucha pereza. Por eso me interesa aquel o a aquella capaz de levantarse temprano para compartir un amanecer. Porque un atardecer lo puedes ver con cualquiera, pero un amanecer sólo se levantan a esperarlo contigo una persona para la que eres especial.
Cristina es una fotoperiodista especializada en viajes, cultura y temas sociales. Está licenciada en Historia y Periodismo y cuenta con un master en Comunicación. En la actualidad colabora con Popular TV, Cadena SER y MiNube.com, y dirige el portal viajero ViajaEnMiMochila.com. Más en la carretera que en casa, puedes seguir sus andanzas a través de su Twitter, Facebook e Instagram.